Un cerastium... (o más bien unos cuantos)
jueves, 8 de diciembre de 2011
lunes, 28 de noviembre de 2011
revolution sounds
Un especial de esta semana de DemocracyNow, con un panel de The Nation en el que participan Michael Moore y Naomi Klein, con varios análisis interesantes del movimiento Occupy.
Y ya se sabe que, si el río suena, agua trae.
Algunas frases a destacar:
- Ocupar Wall Street: porque ellos ya ocuparon el gobierno.
- 40 millones de adultos en USA no pueden leer y escribir más allá del nivel de un chico de cuarto grado... ¿Quién organizó a este movimiento?: Lo organizaron BP, Goldman Sachs, Citibank. [...] Y menciona especialmente a Bradley Manning & Wikileaks como punto de quiebre de algo que venía bullendo bajo la superficie. [Moore alrededor del minuto 8]
- Como no cierra el modelo de negocios con los recortes energéticos necesarios para paliar la crisis climática, la derecha elije desestimarla como una conspiración comunista. [Naomi, alrededor del minuto 49]
- "Vamos a pasarles un montón de cosas sin sentido por la televisión, eso los asustará. Y vamos a convertir sus escuelas en una porquería tal que van a ser ignorantes, no se van a dar cuenta de cuando los estemos manipulando a través del miedo". [Moore, sobre lo que deben estar pensando los del 1% para poder tranquilizarse y dormirse a la noche, alrededor del minuto 53]
Se puede bajar en mp4 de acá. O en audio solamente desde aquí.
¿Querés saber más?
Democracy Now en español
Money: un análisis de XKCD (There, i showed you it.)
Y ya se sabe que, si el río suena, agua trae.
Algunas frases a destacar:
- Ocupar Wall Street: porque ellos ya ocuparon el gobierno.
- 40 millones de adultos en USA no pueden leer y escribir más allá del nivel de un chico de cuarto grado... ¿Quién organizó a este movimiento?: Lo organizaron BP, Goldman Sachs, Citibank. [...] Y menciona especialmente a Bradley Manning & Wikileaks como punto de quiebre de algo que venía bullendo bajo la superficie. [Moore alrededor del minuto 8]
- Como no cierra el modelo de negocios con los recortes energéticos necesarios para paliar la crisis climática, la derecha elije desestimarla como una conspiración comunista. [Naomi, alrededor del minuto 49]
- "Vamos a pasarles un montón de cosas sin sentido por la televisión, eso los asustará. Y vamos a convertir sus escuelas en una porquería tal que van a ser ignorantes, no se van a dar cuenta de cuando los estemos manipulando a través del miedo". [Moore, sobre lo que deben estar pensando los del 1% para poder tranquilizarse y dormirse a la noche, alrededor del minuto 53]
Se puede bajar en mp4 de acá. O en audio solamente desde aquí.
¿Querés saber más?
Democracy Now en español
Money: un análisis de XKCD (There, i showed you it.)
sábado, 19 de noviembre de 2011
historias con nostalgia
Desde el año pasado estoy siguiendo un programa de radio canadiense y hace rato que tenía este post en la gatera. Así que aprovecho y lo saco a correr por la pista, que tiene aliento largo.
Es un programa de la CBC canadiense (link al programa) que hace un conductor/narrador/comediante, Stuart McLean. La estructura masomenos es la misma, contar historias, tanto del público como escritas por él sobre los lugares que visita, en general relacionadas con un personaje que se llama Dave, el propietario del Vinyl Cafe, un negocio de discos usados cuyo lema es "No seremos grandes, pero sí que somos pequeños" y sus amigos y familia. Bueno, el humor del programa va por ese lado.
Tiene un tono evocador (historias sobre pescadores detrás de un mítico salmón, jóvenes iniciándose en las plantaciones forestales, un aeropuerto de Canadá con una historia muy especial, etc etc) y quizás por eso, esta semana que estoy pensando en que se cumplen 20 añitos que terminamos la secundaria y nos fuimos a Bariloche, me viene bien subirlo acá y escucharlo un poco al Stuart hablando en esa tonada especial, del que recuerda con nostalgia.
Cosas que recuerdo de la secundaria, mis amigas, claro, van primero: Vero, Sonia. A Sonia no la volví a ver nunca más, bah, una vez creo recordar que fuí a la casa a visitarla, pero luego le perdí la pista. Eramos fanáticas de una serie que daban por el 11, Shadow chasers. Llenábamos pizarrones con los avisos del programa y nos aprendimos la rotación de las tandas publicitarias del 11 para poder ver la primer propaganda de la semana sobre de qué iba el próximo capítulo. Me acuerdo que era una de las de Estrellita mía, el lunes a eso de las 15 y algo. Así que me tenía que comer la novela para ver la propaganda.
A Vero la seguí viendo, hicimos la facu juntas, cada una en su carrera, pero nos juntabamos en los tiempos libres y viajábamos juntas cuando podíamos. Me acompañó/arrastró a la entrevista de trabajo que hice para mi primer laburo de tiempo completo, yo solamente tenía la dirección y el teléfono y el dato de que buscaban gente para abrir un instituto (jé, yo iba dispuesta a cualquier cosa, pero que justo justo fuera un instituto de computación y estuvieran buscando instructora...). Nos recuerdo en la secundaria, caminábamos por el patio de un lado para el otro tomadas del brazo, hablando de nuestras cosas. La hermana de Vero había viajado a Canadá en algún plan de intercambio estudiantil y había traido un cassette de una banda de Irlanda que nos volaba la cabeza: U2. El disco era The Joshua Tree. Jugábamos juntas al cesto en el colegio. Afuera, en el CEF, íbamos a básquet y a patín. El helipuerto del pueblo está junto frente a su casa, así que también nos ibamos ahí a charlar. Fué mi compañera de banco durante bastante tiempo. Cuando me mudé a Capital y dejé de volver al pueblo, nos vimos un par de veces, pero después se fué haciendo más complicado, por razones que no tienen que ver con la distancia.
Y Da, claro. No había empezado con nosotras, pero la conocía de Scout y se pasó del Comercial al colegio, creo que en 3ro porque se había roto las quinotas con unos temas burocráticos de inscripciones en el Comercial. Que me integrara con el curso fuera de mi grupete fué gracias a Dani. El curso nuestro masomenos estaba formado por las chicas del pueblo, las chicas de afuera y esperpentos mutantes (la chica levanta la mano). Con los años Da fué volviéndose menos una amiga y más como mi hermana. No nos vemos mucho (¡igual que con mi hermana!), pero es casi lo mismo. Si sólo pudiera superar sus ataques de pánico ante la vista de una compu...
En cuarto empezamos a pensar en el viaje a Bariloche y en como ibamos a modificar el uniforme para 5to (podíamos hacer cambios en los colores). Yo tenía mi regla de que "si hace menos de 10 grados es día de gimnasia", así que la mayor parte del tiempo (o por lo menos los días con menos de 10 grados) me iba con el equipo de gimnasia. Pero al final nos decidimos por un uniforme sobrio (el de las chicas del año anterior había sido rojo y azul) y nos fuimos a la gama del gris y el verde inglés. Con un moño de pintor que Sonia se negó a usar, y nunca usó. Insistencia no faltó, pero la chica siempre mantuvo su desición.
A Bari decidimos viajar por Casa Piano, y empezamos a ir a Buenos Aires en comitiva para hacer los pagos. Me acuerdo la primera vez, llegamos al edificio y nos metimos en el ascensor. Las puertas se cerraron y nos miramos entre las tres o cuatro que habíamos viajado... miramos la botonera... miramos la puerta... nos miramos de nuevo... estem... ¿alguien sabe como se maneja un ascensor? Las puertas se abrieron y apareció el conserje del edificio, salvador. Nos miró matandosé de la risa... estas pueblerinas... y tocó el botón del piso correspondiente. "Esto en el pueblo no se consigue", debe haber dicho Leonardini, y nos debemos de haber reído un rato, rogando que no hubiera que apretar nada más para salir del bicho.
También decidimos probar via "Feliz domingo", en el que empezamos a intentar en Enero de 1991 (me acuerdo porque con Dani estábamos de campamento, y no pudimos ir. ¿Sería nuestro último campamento de Posta o el primero de Rovers?)... esa fué la primera y la única vez que llegamos a la final, las otras cuatro no (sí, fuimos a Feliz Domingo cinco veces). Me acuerdo de Vero Peralta soplándome el nombre de un candidato que yo conocía pero, por alguna razón, cuando Soldán me preguntó quién era en alguna prenda sobre las noticias de la semana, dejé de escuchar y de saber cualquier cosa. Lamentablemente tampoco la escuché a Vero soplándome el nombre.
Lo intentámos todo: Nata Pane tocando el piano, la mencionada "Puedes dejarte el sombrero puesto" qué nos llevó a la final, el número de "Tomorrow, tomorrow" de Ana de los Tejados Verdes, repechajes, básquet en parejas. Y nada. Pero por lo menos ví a Los Twist tocando en vivo y me enamoré perdidamente de Pipo Cipollatti.
La última vez que ví a varias de las chicas fué en una reunión en el 2004, creo. Alguna reunión cumpleañera o de las de Noviembre, que es cuando suelen reunirse a festejar nuestro cierre de la secundaria con el viaje a Bariloche.
A Gise le cantamos el cumple en Piedra del Águila. Alguien me gritó que me apurara mientras estaba tratando de no resbalarme haciendo un circuito de postas sobre un tronco (no me importó y no me caí). Tomamos agua de algún arroyo (con las manos en la espalda y alguna compañera sosteníendonos el pelo) y anduvimos en catamarán sobre el Nahuel Huapi. Hicimos culipatín en la nieve. Bailamos todas las noches y comimos chocolate todos los días. Llevé dos latitas de cerveza escondidas en el bolso del viaje, solamente porque estaba prohibido hacerlo. Volvieron a casa igual que como fueron, no daba tomar cerveza tibia en el hotel. Deben de haber pasado mil cosas que no me acuerdo. Sí me acuerdo que viajamos en el colectivo con los chicos del Dámaso Centeno. Monjas y milicos, un humor extraño el de Casa Piano.
Y me acuerdo de la última noche, en un boliche que podría haber sido Grisú, si Grisú tenía vista al lago. Y estar sentada y mirar la luz de la luna y las luces de la ciudad reflejarse en el agua del lago y quedarme dormida del cansancio y alucinar una fiesta en un castillo que la corte real de la gente del lago tenía en el fondo del Nahuel Huapi. Las damas tenían cascos de bronce, bruñidos de luz de luna. Los vestidos también eran metálicos, corsets bronce arrayán. Una hermosa imagen para cerrar esa fase de mi vida.
Les deseo a mis amigas y compañeras de la secundaria unos próximos 20 años al menos el doble de buenos que los anteriores.
Y entonces, el Vinyl Cafe y Stuart McLean. Pueden bajarse los podcast pasados (en inglés) desde http://www.cbc.ca/podcasting/includes/vinylcafe.xml. Recomiendo especialmente:
Dave and the Bike: Desopilante... y la historia del aeropuerto de Gander
Mort D'Arthur, no solamente por la historia sobre el perro, sino también por la visita a la isla y la descripción de sus habitantes y su "relación informal con los relojes".
The bird... esos fanáticos de las aves...
Tree Planting, este está buenísimo, me hace acordar a mis días de wwoofer.
Bloopers, de las grabaciones originales del programa.
Tantas historias, en tantos lugares.
Es un programa de la CBC canadiense (link al programa) que hace un conductor/narrador/comediante, Stuart McLean. La estructura masomenos es la misma, contar historias, tanto del público como escritas por él sobre los lugares que visita, en general relacionadas con un personaje que se llama Dave, el propietario del Vinyl Cafe, un negocio de discos usados cuyo lema es "No seremos grandes, pero sí que somos pequeños" y sus amigos y familia. Bueno, el humor del programa va por ese lado.
Tiene un tono evocador (historias sobre pescadores detrás de un mítico salmón, jóvenes iniciándose en las plantaciones forestales, un aeropuerto de Canadá con una historia muy especial, etc etc) y quizás por eso, esta semana que estoy pensando en que se cumplen 20 añitos que terminamos la secundaria y nos fuimos a Bariloche, me viene bien subirlo acá y escucharlo un poco al Stuart hablando en esa tonada especial, del que recuerda con nostalgia.
Cosas que recuerdo de la secundaria, mis amigas, claro, van primero: Vero, Sonia. A Sonia no la volví a ver nunca más, bah, una vez creo recordar que fuí a la casa a visitarla, pero luego le perdí la pista. Eramos fanáticas de una serie que daban por el 11, Shadow chasers. Llenábamos pizarrones con los avisos del programa y nos aprendimos la rotación de las tandas publicitarias del 11 para poder ver la primer propaganda de la semana sobre de qué iba el próximo capítulo. Me acuerdo que era una de las de Estrellita mía, el lunes a eso de las 15 y algo. Así que me tenía que comer la novela para ver la propaganda.
A Vero la seguí viendo, hicimos la facu juntas, cada una en su carrera, pero nos juntabamos en los tiempos libres y viajábamos juntas cuando podíamos. Me acompañó/arrastró a la entrevista de trabajo que hice para mi primer laburo de tiempo completo, yo solamente tenía la dirección y el teléfono y el dato de que buscaban gente para abrir un instituto (jé, yo iba dispuesta a cualquier cosa, pero que justo justo fuera un instituto de computación y estuvieran buscando instructora...). Nos recuerdo en la secundaria, caminábamos por el patio de un lado para el otro tomadas del brazo, hablando de nuestras cosas. La hermana de Vero había viajado a Canadá en algún plan de intercambio estudiantil y había traido un cassette de una banda de Irlanda que nos volaba la cabeza: U2. El disco era The Joshua Tree. Jugábamos juntas al cesto en el colegio. Afuera, en el CEF, íbamos a básquet y a patín. El helipuerto del pueblo está junto frente a su casa, así que también nos ibamos ahí a charlar. Fué mi compañera de banco durante bastante tiempo. Cuando me mudé a Capital y dejé de volver al pueblo, nos vimos un par de veces, pero después se fué haciendo más complicado, por razones que no tienen que ver con la distancia.
Y Da, claro. No había empezado con nosotras, pero la conocía de Scout y se pasó del Comercial al colegio, creo que en 3ro porque se había roto las quinotas con unos temas burocráticos de inscripciones en el Comercial. Que me integrara con el curso fuera de mi grupete fué gracias a Dani. El curso nuestro masomenos estaba formado por las chicas del pueblo, las chicas de afuera y esperpentos mutantes (la chica levanta la mano). Con los años Da fué volviéndose menos una amiga y más como mi hermana. No nos vemos mucho (¡igual que con mi hermana!), pero es casi lo mismo. Si sólo pudiera superar sus ataques de pánico ante la vista de una compu...
En cuarto empezamos a pensar en el viaje a Bariloche y en como ibamos a modificar el uniforme para 5to (podíamos hacer cambios en los colores). Yo tenía mi regla de que "si hace menos de 10 grados es día de gimnasia", así que la mayor parte del tiempo (o por lo menos los días con menos de 10 grados) me iba con el equipo de gimnasia. Pero al final nos decidimos por un uniforme sobrio (el de las chicas del año anterior había sido rojo y azul) y nos fuimos a la gama del gris y el verde inglés. Con un moño de pintor que Sonia se negó a usar, y nunca usó. Insistencia no faltó, pero la chica siempre mantuvo su desición.
A Bari decidimos viajar por Casa Piano, y empezamos a ir a Buenos Aires en comitiva para hacer los pagos. Me acuerdo la primera vez, llegamos al edificio y nos metimos en el ascensor. Las puertas se cerraron y nos miramos entre las tres o cuatro que habíamos viajado... miramos la botonera... miramos la puerta... nos miramos de nuevo... estem... ¿alguien sabe como se maneja un ascensor? Las puertas se abrieron y apareció el conserje del edificio, salvador. Nos miró matandosé de la risa... estas pueblerinas... y tocó el botón del piso correspondiente. "Esto en el pueblo no se consigue", debe haber dicho Leonardini, y nos debemos de haber reído un rato, rogando que no hubiera que apretar nada más para salir del bicho.
También decidimos probar via "Feliz domingo", en el que empezamos a intentar en Enero de 1991 (me acuerdo porque con Dani estábamos de campamento, y no pudimos ir. ¿Sería nuestro último campamento de Posta o el primero de Rovers?)... esa fué la primera y la única vez que llegamos a la final, las otras cuatro no (sí, fuimos a Feliz Domingo cinco veces). Me acuerdo de Vero Peralta soplándome el nombre de un candidato que yo conocía pero, por alguna razón, cuando Soldán me preguntó quién era en alguna prenda sobre las noticias de la semana, dejé de escuchar y de saber cualquier cosa. Lamentablemente tampoco la escuché a Vero soplándome el nombre.
Lo intentámos todo: Nata Pane tocando el piano, la mencionada "Puedes dejarte el sombrero puesto" qué nos llevó a la final, el número de "Tomorrow, tomorrow" de Ana de los Tejados Verdes, repechajes, básquet en parejas. Y nada. Pero por lo menos ví a Los Twist tocando en vivo y me enamoré perdidamente de Pipo Cipollatti.
La última vez que ví a varias de las chicas fué en una reunión en el 2004, creo. Alguna reunión cumpleañera o de las de Noviembre, que es cuando suelen reunirse a festejar nuestro cierre de la secundaria con el viaje a Bariloche.
A Gise le cantamos el cumple en Piedra del Águila. Alguien me gritó que me apurara mientras estaba tratando de no resbalarme haciendo un circuito de postas sobre un tronco (no me importó y no me caí). Tomamos agua de algún arroyo (con las manos en la espalda y alguna compañera sosteníendonos el pelo) y anduvimos en catamarán sobre el Nahuel Huapi. Hicimos culipatín en la nieve. Bailamos todas las noches y comimos chocolate todos los días. Llevé dos latitas de cerveza escondidas en el bolso del viaje, solamente porque estaba prohibido hacerlo. Volvieron a casa igual que como fueron, no daba tomar cerveza tibia en el hotel. Deben de haber pasado mil cosas que no me acuerdo. Sí me acuerdo que viajamos en el colectivo con los chicos del Dámaso Centeno. Monjas y milicos, un humor extraño el de Casa Piano.
Y me acuerdo de la última noche, en un boliche que podría haber sido Grisú, si Grisú tenía vista al lago. Y estar sentada y mirar la luz de la luna y las luces de la ciudad reflejarse en el agua del lago y quedarme dormida del cansancio y alucinar una fiesta en un castillo que la corte real de la gente del lago tenía en el fondo del Nahuel Huapi. Las damas tenían cascos de bronce, bruñidos de luz de luna. Los vestidos también eran metálicos, corsets bronce arrayán. Una hermosa imagen para cerrar esa fase de mi vida.
Les deseo a mis amigas y compañeras de la secundaria unos próximos 20 años al menos el doble de buenos que los anteriores.
Y entonces, el Vinyl Cafe y Stuart McLean. Pueden bajarse los podcast pasados (en inglés) desde http://www.cbc.ca/podcasting/includes/vinylcafe.xml. Recomiendo especialmente:
Dave and the Bike: Desopilante... y la historia del aeropuerto de Gander
Mort D'Arthur, no solamente por la historia sobre el perro, sino también por la visita a la isla y la descripción de sus habitantes y su "relación informal con los relojes".
The bird... esos fanáticos de las aves...
Tree Planting, este está buenísimo, me hace acordar a mis días de wwoofer.
Bloopers, de las grabaciones originales del programa.
Tantas historias, en tantos lugares.
lunes, 24 de octubre de 2011
domingo, 16 de octubre de 2011
ocupando wall street
Hay poca cobertura en los medios locales, me parece. Pero la cosa se mueve por todo el mundo (bueno, hay varias cosas que se mueven por todo el mundo estos días)...
Photo: Rob Beschizza / Boing Boing |
"Hacé que los políticos cobren el salario mínimo y mirá qué rápido que cambian las cosas"
Más info en:
Vía Boing boing: Fotos de Occupy Pittsburgh, fotos y videos de Occupy Wall Street takes Times Square
Pagina/12: "El día mundial de los indignados" por Horacio Verbinsky
Corriere (Italia): "Una tarde de guerrilla en Roma"
Una nota del El País de España hace un lindo contraste con todo esto... "La capital tinerfeña quiere erradicar el 'clientelismo en las ayudas sociales'"... claro, no vaya a ser cosa que haya menos presupuesto para salir a rescatar a los bancos y al sistema financiero.
miércoles, 5 de octubre de 2011
(ig)nobel de la paz
Bien merecido, aunque igual pensábamos que le tendrían que dar el de "en serio": Se anunciaron a fin de Septiembre los IgNobel de este año, y el de la Paz fué para Arturas Zuokas, el alcalde de Vilnius, LITHUANIA, "por demostrar que el problema del estacionamiento ilegal de autos de lujo puede ser resuelto, pasándoles por arriba con un tanque blindado". El caballero hizo acto presente en la ceremonia para recibir su premio y todo.
La lista completa no tiene desperdicio:
¿Querés saber más?
Improbable Research: Lista de ganadores
Página de la ceremonia 2011
Huffington Post: IgNobels, Pensá primero, después reite
La lista completa no tiene desperdicio:
- Fisiología: "No hay evidencia de bostezo contagioso en la tortuga pie-rojo" (Anna Wilkinson, Natalie Sebanz, Isabella Mandl y Ludwig Huber)
- Química: Un equipo de científicos japoneses determinó la densidad ideal del wasabi necesario en el aire para usarse como alarma en el caso de personas sin audición (Alarma Wasabi), por Makoto Imai, Naoki Urushihata, Hideki Tanemura, Yukinobu Tajima, Hideaki Goto, Koichiro Mizoguchi y Junichi Murakami. Gambaru Nippon!
- Medicina: "Derrames inhibitorios: Una incrementada urgencia urinaria facilita el control de impulso en dominios no relacionados, por Mirjam Tuk, Debra Trampe and Luk Warlop, conjuntamente con Matthew Lewis, Peter Snyder and Robert Feldman, Robert Pietrzak, David Darby, and Paul Maruff.
- Psicología: ¿Porqué suspiramos?. Investigación por Karl Halvor Teigen.
- Literatura: John Perry por su Teoría de la Procrastinación Estructurada; para hacer, siempre trabajá en algo importante, usándolo como medio de evitar hacer algo más importante todavía. Un capo.
- Biología: Unos entomólogos descubrieron que al macho de los grillos buprestid le gusta más una botella de cerveza australiana que una hembra de su especie. Revelador. Hablando en serio, interesante como una desición de diseño de una botella tiene este tipo de impacto ambiental.
- Matemática: A todos los matemáticos que han predicho fechas para el fin del mundo; por "enseñarle al mundo a ser cuidadoso cuando se realizan cálculos y supuestos matemáticos."
- Hay otro de física y de "seguridad pública", vayan y lean.
¿Querés saber más?
Improbable Research: Lista de ganadores
Página de la ceremonia 2011
Huffington Post: IgNobels, Pensá primero, después reite
sábado, 17 de septiembre de 2011
domingo, 28 de agosto de 2011
y 10 años después...
Como nos gustan especialmente los números redondos que podemos contar con los dedos de las manos (ponele que les agregamos también los de los pies, que de esos aniversarios también tengo este año), hace un par de días atrás recordé especialmente al 26 de agosto del 2001, en el que fuí a ver la puesta Villa Villa, del grupo de teatro aéreo De la Guarda.
Me acuerdo que estaba nerviosa, porque había leído y escuchado muchas cosas sobre el espectáculo y sabía que iba a ver algo distinto. También tenía miedo, porque te mojaban, o porque era como un gran interrogante. Había gente a la que le había gustado, había gente que no... yo leía sobre La Fura dels Baus y quería tirar la entrada. No quería que fuera algo violento, intrusivo, pero a la vez quería ver qué era eso de estar dentro de la obra. Le había dicho a Ale si quería ir conmigo y pasó, lo cual no me pareció nada mal porque sentía que eso me daba un poco más de libertad para ver qué me pasaba a mí. Me puse unos pantalones de jean negros y mi camperita de cuerina, era un día de calor creo. Llegué al Recoleta temprano y esperé afuera en el patio hasta que nos empezaron a hacer entrar.
Al principio, recuerdo un juego de luces en el cielo, sombras y luces a través de una membrana de papel. Agua, seres adivinados atravesando ése espacio, sombras voladoras que se estiraban sobre nosotros. Uno de ellos atravesaba la membrana, y luego otro. Era como una versión fantástica, fabulosa, de las visitas al planetario de cuando era chica; mirar hacia arriba y ver pasar, en vez de planetas y cometas, a estos seres.
Recuerdo también la carrera de esa pareja sobre la pared. Eso me tocó de una manera sobre la que no puedo escribir acá. Mitad porque me sentí identificada y mitad porque no me acuerdo exactamente en qué, o si en todo.
También recuerdo una danza de dos personajes, uno masculino y otro femenino, sobre dos plataformas móviles, y la lluvía cálida cayendo, una sensación de fecundidad primal.
Pero lo que me pasó a mí fué esto:
Una mujer, parada en la lluvia, una línea negra que mira hacia arriba, abajo, a los costados, mira a la gente y a los actores y a la escena y a la interacción-entre. Sintiendo la música, los tambores, las trompetas. Alguien la toca en la espalda y la toma entre los brazos, como para bailar. Lo primero que ella nota es el abrazo, luego vendrá el registro del roce. Cruzan las miradas y ella sonríe, asustada y sorprendida, curiosa de qué va a pasar después. Él avanza y quedan trabados en un giro, mientras ella piensa que esto es un hermoso momento, pero que es hasta acá. Luego de ese baile de emociones y voluntades, se separan y él se funde nuevamente entre la gente. Ese encuentro, ése acercamiento, me sacude.
Y luego el baile, todos bailando y saltando. La membrana y el papel picado del piso, junto con el agua forman un papel maché que se adhiere a todo. Me vuelvo a casa caminando por Las Heras, llena de algo distinto. No voy a lavar el papel pegado a ese pantalón negro por un largo tiempo y, cada vez que lo veo en el ropero, regreso a esa noche.
El 2001... qué añito. Los restantes cuatro meses del año podrían resumirse como "Dos torres, un divorcio, una renuncia, corralito. Entrevista y represión en Plaza de Mayo. Todos al Congreso (por no mencionar el fémur de mi hermano)." Por suerte, el 2002 empezó de campamento y volviendo de visita a El Chaltén, que si no...
Me acuerdo que estaba nerviosa, porque había leído y escuchado muchas cosas sobre el espectáculo y sabía que iba a ver algo distinto. También tenía miedo, porque te mojaban, o porque era como un gran interrogante. Había gente a la que le había gustado, había gente que no... yo leía sobre La Fura dels Baus y quería tirar la entrada. No quería que fuera algo violento, intrusivo, pero a la vez quería ver qué era eso de estar dentro de la obra. Le había dicho a Ale si quería ir conmigo y pasó, lo cual no me pareció nada mal porque sentía que eso me daba un poco más de libertad para ver qué me pasaba a mí. Me puse unos pantalones de jean negros y mi camperita de cuerina, era un día de calor creo. Llegué al Recoleta temprano y esperé afuera en el patio hasta que nos empezaron a hacer entrar.
Al principio, recuerdo un juego de luces en el cielo, sombras y luces a través de una membrana de papel. Agua, seres adivinados atravesando ése espacio, sombras voladoras que se estiraban sobre nosotros. Uno de ellos atravesaba la membrana, y luego otro. Era como una versión fantástica, fabulosa, de las visitas al planetario de cuando era chica; mirar hacia arriba y ver pasar, en vez de planetas y cometas, a estos seres.
Recuerdo también la carrera de esa pareja sobre la pared. Eso me tocó de una manera sobre la que no puedo escribir acá. Mitad porque me sentí identificada y mitad porque no me acuerdo exactamente en qué, o si en todo.
También recuerdo una danza de dos personajes, uno masculino y otro femenino, sobre dos plataformas móviles, y la lluvía cálida cayendo, una sensación de fecundidad primal.
Pero lo que me pasó a mí fué esto:
Una mujer, parada en la lluvia, una línea negra que mira hacia arriba, abajo, a los costados, mira a la gente y a los actores y a la escena y a la interacción-entre. Sintiendo la música, los tambores, las trompetas. Alguien la toca en la espalda y la toma entre los brazos, como para bailar. Lo primero que ella nota es el abrazo, luego vendrá el registro del roce. Cruzan las miradas y ella sonríe, asustada y sorprendida, curiosa de qué va a pasar después. Él avanza y quedan trabados en un giro, mientras ella piensa que esto es un hermoso momento, pero que es hasta acá. Luego de ese baile de emociones y voluntades, se separan y él se funde nuevamente entre la gente. Ese encuentro, ése acercamiento, me sacude.
Y luego el baile, todos bailando y saltando. La membrana y el papel picado del piso, junto con el agua forman un papel maché que se adhiere a todo. Me vuelvo a casa caminando por Las Heras, llena de algo distinto. No voy a lavar el papel pegado a ese pantalón negro por un largo tiempo y, cada vez que lo veo en el ropero, regreso a esa noche.
El 2001... qué añito. Los restantes cuatro meses del año podrían resumirse como "Dos torres, un divorcio, una renuncia, corralito. Entrevista y represión en Plaza de Mayo. Todos al Congreso (por no mencionar el fémur de mi hermano)." Por suerte, el 2002 empezó de campamento y volviendo de visita a El Chaltén, que si no...
lunes, 15 de agosto de 2011
primarias en la e.g.b.
Ayer fuí autoridad de mesa en una de las cuatro mesas que tuvimos en el pueblo, la primera vez que participaba tan desde adentro en las elecciones y la primera también que votaba en El Chaltén, así que estreno por partida doble. O triple, porque es la primera en la que participo con mesas mixtas.
Nos encontramos tempranito en la escuela, donde el día anterior la jueza ya había estado organizando con la policia y gendarmería las mesas y las aulas donde se iba a votar. Ya en la semana me había bajado del sitio de las elecciones algunos pdfs con los manuales y el código electoral y todo eso. El día anterior, buscando un poco, los había podido conseguir impresos.
Con la nevada, como el acceso a casa quedó medio tapado de nieve, se vé que no habían llegado a ver el cartelito que dejé de donde me podían encontrar y me encontré con un poco de revuelo porque, como me perdí el curso, pensaban que no iba a aparecer para las elecciones. Después me enteré que además algunos no estaban muy seguros de que yo quisiera ser encontrada, así que no sabian si colaborar con “la cacería” o no.
Esto es, claro, porque la mayor parte de la gente que actúa como autoridad de mesa no tiene ninguna gana de hacerlo. Es un poco paradójico que en realidad sea lo mejor, porque la falta de interés le da más transparencia a la cosa, pero el problema se arma cuando alguien que no tiene ganas de estar todo un día con la responsabilidad de que voten otras trescientas personas, lo tiene que hacer ad eternum y sin escapatoria posible, cual sentencia de por vida. Por eso creo que lo mejor es que sea un mix, de gente que no quiera participar (pero que tenga que hacerlo por una o dos veces) y de gente que realmente quiera meterse en el quilombo.
Mi caso era el segundo, claro, a mi los quilombos me encantan. Tener los nervios de punta dos o tres días antes de las elecciones y la responsabilidad de los votos de otras trescientas personas a cuestas eran demasiado desmadre como para esquivarle el bulto, así que me anoté hace unos meses como autoridad de mesa y, por suerte, me sortearon para participar. Otro par de cuestiones positivas del tema eran que iba a poder conocer a una buena parte de la población del pueblo, cosa que no se da todos los días, y que había una retribución en metálico, lo cual no viene nunca mal.
Así que a las 7:30 hs de la mañana del domingo entré en la escuela y empezó el baile. Llegó la aguerrida presidenta de la mesa (Mariela, abogada y cantante), uno de los fiscales de partido (a.k.a. Fierita, poblador y baqueano), y las urnas con toda la papelería. Acomodamos las mesas de entrada con todas las cosas y llevamos las boletas al cuarto oscuro, habia que verificarlas contra las boletas certificadas por la Justicia Electoral y en un ratito todo quedó armado para esperar a los votantes.
Así que fuí la primera en votar en mi mesa, con mi primer voto en El Chaltén. Emocionante.
Mariela estaba canalizando el espíritu de la Moma de a ratos (aunque la Moma negó toda responsabilidad en el asunto cuando pasó a saludar un rato más tarde), así que entre ella y Fierita, que es uno de los primeros pobladores del pueblo (ya unos veinte años por acá), y todo un personaje, era como para prepararse unos pochoclos y sentarse a mirar. No hubo mucho tiempo para eso, pero nos reímos bastante de cualquier manera.
Una vez que votamos los tres, procedí a sacar el termo con el mate y le entramos a dar.
Durante el día, se fueron presentando las fiscales generales de otros partidos (Marcela y Mariana) y también pasaron con bizcochitos, sanguchitos, café, lo cual nos vino muy bien para bajar un poco el mate, porque si no iba a quedar verde.
Cada tanto entrábamos a controlar las boletas. Cosas que me sorprendieron gratamente, tanto durante todo el día como después en el escrutinio, es que todos los que vinieron a votar lo hicieron con buena predisposición y amabilidad.
Algunos momentos para recordar:
Los números de documento más bajos de nuestra mesa fueron la señora Jacobsen y don Guerra. Yo a la primera no la conocía, pero habíamos hablado de ella un poco antes de que llegara porque era la del documento que parecía más antiguo del padrón (una libreta cívica tres millones algo, si mal no recuerdo). Mariela le alcanzó una silla, porque justo llegó cuando había bastante gente y tuvo que esperar un poco. A mi se me había ocurrido lo de la silla, pero no me animé por temor a que se ofendiera (un porte que bueno bueno, la señora). En cambio, le encantó. Cuando se iba de la mesa nos contó de alguien que había palmado en un probador al irse a comprar un traje de casamiento. Sí, eso. Cabe aclarar que era en referencia a la posibilidad de quedar duro en el cuarto oscuro y que no te encontraran hasta que te fueran a buscar, posibilidad que, por alguna razón, empezamos a analizar con ella una vez que emitió su sufragio.
A veinte minutos del cierre llegó una artista local (no voy a dar nombres en este caso) tratando de votar con cédula de identidad. Salió corriendo a buscar su DNI y por suerte volvió (sin aliento) antes de que se cerraran las puertas de la escuela. Ah, lo' artiste...
Durante la tarde se sumó Esther, como fiscal por la UCR, y a partir de allí entre ella y Fierita nos dieron un pantallazo de la historia de cada persona que cruzaba la puerta. Se emocionaba especialmente (y me contagiaba la emoción) con los que votaban por primera vez porque los conocía desde chicos. A todos.
Uno de los votantes nos dejó su documento luego de asegurarnos categóricamente que enseguida, enseguidita, iba a ir a sacar el nuevo. El documento era una reliquia histórica y, cuando le dije eso a Mariela me contestó que en realidad sí, porque el dueño vivía de chico en Lago del Desierto, cuando fué lo del conflicto limítrofe con Chile. Hubo varios portadores de documentos que hubieran entusiasmado a Indiana Jones, en su calidad de arqueólogo. La gente se encariña.
A un par de paisanos les envidié la cultura alcohólica, unos gentleman totales, a pesar de que la onda expansiva de vapores etílicos casi me voltea.
La frase del año (aún superando a “tiene menos montaña que Rio Gallegos”) fué “le dicen Perito Moreno”, porque “tiene un desprendimiento cada cuatro años”. También me dieron, entre Mariela y Esther, un curso acelerado de Bob Esponja. Ahora tengo ganas de comer una cangreburguer.
Nuestro denodado fiscal entró en un nirvana milanesístico luego de bajarse una napolitana cuyas emanaciones me abrieron el apetito y me quitó cualquier vergüenza que pudiera tener acerca de entrarle al sanguche de pollo que me había llevado de casa. A esa hora (un poco después de las tres) entramos los tres en un sopor post-almuerzo del que por suerte nos sacó la última camada de votantes. Tampoco era que me quedara demasiada timidez a esas alturas, ya estaba en medias porque las botas me estaban haciendo transpirar los pies. Sólo espero que esas emanaciones no llegaran demasiado lejos.
Se temía un aluvión de votantes a último minuto, pero en cambio estuvo bastante repartido durante el día, solamente en dos o tres momentos se formó cola delante de nuestra mesa.
Los pedidos más destacados del día fueron que hacía falta un poco de música y que el sello funcionara bien. No marcaba un pomo y tiene una curvatura hacia adelante que hacía que si lo llenábamos demasiado de tinta, el sello quedara como un manchón de tinta que tardaba en secar. Los sufragistas reclamaban por linternas antes de entrar al cuarto oscuro, pero me quedé con las ganas de que llegara alguien con la frontal puesta. Compensó un poco Mariana, avisándonos cuando salió con su sobre que nos habíamos dejado la luz prendida del cuarto oscuro. Enseguida la apagamos de nuevo.
El cierre empezó llevando todo al cuarto oscuro (para esto sí prendimos la luz); la presidenta de la mesa desplegó sus hojitas rosa (hay que decirlo, creo que causaron envidia en las mesas circundantes) sobre las cuales procedió a trazar una planilla y se largó el recuento. Las boletas y los sobres vacios se apilaban (por separado) y los fiscales iban evaluando que tal había resultado la elección mientras ella sacaba los votos y las dos los contabamos por separado. Mi versión de la planillita se parecía más al conteo de puntos del truco, lo cual creo que resultó más eficiente en el conteo que las crucecitas. El gendarme que estaba con nosotros se entusiasmó con lo del recuento y nos hizo unos cuantos comentarios que inicialmente aclararon algunas cosa, pero que finalmente ameritaron que la presi lo amenazara esgrimiendo su lapicera al grito de “Y acá la presidente de mesa soy yo” para poder proseguir con el cierre. Democracia en acción.
A las dos nos coincidió el conteo, lo cual nos dejó bastante más tranquilas. Pero, como no puedo con mi genio, pedí que las contáramos de nuevo boleta por boleta para tener otro control... redundante... jé. Ponen una abogada y una auditora de autoridades de mesa y esperan que terminemos rápido, no way José. ¿Quieren los números exactos? Se los vamos a dar... Nos volvió a dar y procedimos a completar las planillas y telegramas y actas que quedaban y entramos en un frenesí de firmas de certificados de escrutinio para los cuatro partidos, más la urna, más el de la presi, más más. Salvadora Marcela, con diez años de experiencia como autoridad de mesa y que, además de esta vuelta disfrutar estar del otro lado como fiscal y poder divertirse con nuestra desesperación, nos terminó de aclarar lo del conteo de votos en blanco y nulos, que fué lo que más problemas nos causó.
Una vez cerrado eso los fiscales empezaron a salir corriendo hacia sus casas mientras nosotras nos poníamos a organizar lo que había que meter en la urna y los sobres de nuevo, el jefe del correo volvía a ver si habíamos terminado con los benditos telegramas y la jueza nos ayudaba a terminar de encintar y precintar todo para que el correo y los señores gendarmes y policias se lo llevaran.
Y ya, a las nueve y media llegué a casa y no me funcionaba el cerebro. Me tiré en la cama a ver algunas series, comí algo y me desmayé.
sábado, 6 de agosto de 2011
ante el altar del miedo
Como lo que sobra en el invierno es tiempo para pensar, me propuse pensar sobre el miedo, algo que me resulta bastante molesto. El texto que sigue es parte de ése experimento, que incluye otras cosas que ya irán apareciendo por acá o por allá. Y creo que viene al caso hoy, a 66 años de Hiroshima y en las vísperas de Nagasaki, cuando el terror tomó una forma distinta a la que conocíamos; una forma más terrible. Hace dos años, estaba en una isla frente a la costa de Nagasaki y escuché las sirenas. No entendí qué eran y, cuando me explicaron que era para recordar el bombardeo, sentí lo mismo que había sentido hace mucho, en el momento que, viajando por una autopista en las afueras de San Francisco, me dí cuenta que los cientos de placas blancas de piedra que cubrían una lomada de pasto verde eran tumbas de jóvenes, muertos en una guerra muchos años atrás. La sensación de que te arrancan el aire del pecho de un golpe y que no podés volver a respirar porque los golpes no se detienen.
En el altar del miedo se ofrendan nuestras vidas. Ante el miedo, la primer reacción es paralizarse, la segunda es huir. Sobre eso construimos artefactos sociales, extravagancias del comportamiento como responder a la agresión, defender a la prole o que nos guste que nos agredan. Pero en nuestra soledad primaria, bien ahí dentro, lo que queremos es evitar a quién o qué sea que nos esté agrediendo.
Otro artefacto social que nos inventamos es este de que podemos preveer la agresión, el accidente, el dolor. Eso es imposible, pero igual lo creemos posible. Para eso limitamos nuestra acción, nos imponemos vigilantes. Y al imponernos vigilantes nos transformamos no en quién guarda a su semejante, sino en quien encarcela, quien delata. Alimentamos a quien juzga.
Entonces, para lograr un objetivo que no podemos alcanzar nunca (la “seguridad”) nos recortamos las vidas de a poco, vamos reforzando la coraza que nos protejerá de algunas cosas, pero que cada vez nos deja menos lugar para movernos.
Vivimos en la era del miedo: miedo de comer, de respirar, miedo de hablar, miedo de dejar correr a la prole fuera de nuestra vista, miedo de estar desconectados, miedo de que nos maten, miedo de que nos dejen afuera, que nos echen, que nos discriminen, que nos maltraten. Cualquier seguridad que nos prometan justifica el agregarle un barrote a la jaula.
Está en la naturaleza humana aprovechar el poder otorgado y tomarlo como un permiso para legalizar el abuso, sin considerar la moralidad de las acciones. Esto pasa en las cárceles, en las organizaciones militares y en las escuelas, por mencionar algunos lugares. Esto pasa cuando cedemos nuestra libertad en nombre del bien común sin detenernos a pensar si el “bien común” nos va a hacer bien.
Lo único que interesa pensar es si este abuso es legal y la legalidad está siempre del lado de los intereses que proteje. La ley proteje al poder y el poder ajusta la ley para que lo proteja. El poder construye la legalidad, no nuestros usos y costumbres. Eso es lo que sucede, que no es lo que debería suceder. Porque somos quienes no tienen poder o quienes no quieren tenerlo.
En las últimas semanas vengo escuchando y leyendo sobre esta idea, la idea de que algunas cosas que se proclaman necesarias para desarrollar tareas de protección de las personas, como lo son la tortura y la vigilancia de individuos de interés no deben ser consideradas un instrumento legal, una opción aceptable para supuestamente defendernos de males peores. La idea de que la vía del mal menor es una opción falsa. Que todos los días sepamos de personas que son torturadas y encarceladas sin cargos o procesos judiciales, va acostumbrando los oídos, insensibilizando. Esto es algo que nos hace menos hombres y mujeres.
Pero la tortura está mal, mal en cualquier contexto. Es exactamente lo mismo que desaparecer, pero en este caso los derechos se pierden a la vista del mundo. O se pierden de una manera cada vez más evidente a la vista del mundo. Y el mundo sigue girando. Sabemos que se tortura, dónde y a quién, y cómo. Podemos leer los mismos manuales que usan los torturadores y prender la tele y ver una sesión de tortura en tiempo real. Ya no nos importa. Quizás, si nos provoque algo, sea curiosidad. Algo terrible.
En el altar del miedo se ofrenda una vida ¿es la tuya?
miércoles, 3 de agosto de 2011
votando en chaltén
Me acaban de avisar del Correo que voy a ser autoridad de mesa en las próximas elecciones de Agosto (¡dígame Vocal!), mis primeras votando en El Chaltén.
Al chico del correo le pareció un poco raro lo del bailecito de victoria, pero bue, no me pude contener.
Ahora solamente tengo que entender bien qué es lo que se vota...
¿Querés saber más?
¿Qué son las Elecciones Primarias?
Qué se vota, ¿eeeh?
Consultas al Padrón
Al chico del correo le pareció un poco raro lo del bailecito de victoria, pero bue, no me pude contener.
Ahora solamente tengo que entender bien qué es lo que se vota...
¿Querés saber más?
¿Qué son las Elecciones Primarias?
Qué se vota, ¿eeeh?
Consultas al Padrón
lunes, 1 de agosto de 2011
caña con ruda
Según me contaban unos amigos ayer, parece que es tradicional tomar el primero de Agosto (o seasé hoy) una copita de caña con ruda para atraer buena suerte y prosperidad el resto del año.
Investigando un poco más, es una tradición norteña que se sigue en honor a la Pachamama.
Beba una copita de caña con ruda para tener salud
Wikipedia: Pachamama
Días extraños
Investigando un poco más, es una tradición norteña que se sigue en honor a la Pachamama.
¿Querés saber más?
El 1 de agosto, Día de la Pachamama, se impone agasajar con manjares a la Gran Madre Tierra y tomar una copita de caña con ruda para alejar los maleficios, tener buena suerte y salud.
Dueña de las cosechas y del ganado, rectora de las estaciones y proveedora de vida, el hombre no puede menos que reverenciarla una vez al año, tal como a ella le gusta, porque los enojos de la Pachamama son de temer: terremoto, sequía, inundación, helada, incendio, granizo, huracán, hambre, enfermedad y muerte.
En el norte andino, el ritual incluye cavar un hoyo donde se mete una olla de barro con comida, pan y dulces, espigas de choclo, una botella de chicha o aguardiente, tabaco y hojas de coca, para "carar" (alimentar) a la Pachamama, el que luego se cubre con piedras, hasta formar un montículo llamado "apacheta".
Beba una copita de caña con ruda para tener salud
Wikipedia: Pachamama
Días extraños
martes, 19 de julio de 2011
el tutu del obispo
Informate con Clarín, que la sabe lunga...
Y mirá que lo único que hace falta para que te suene raro el copete de la foto es haber leído tu Mafalda, o más o menos estar informada sobre quienes fueron Premio Nobel de la Paz alguna vez. Está bien que lo del Nobel de la Paz está un poco desprestigiado por estos días, pero bueno, el Sr. Obispo merece su reconocimiento.
Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984. (Español) (Inglés)
(Parece que ya la arreglaron en la página, aaah... el ritmo vertiginoso de las noticias de la mañana)
Y mirá que lo único que hace falta para que te suene raro el copete de la foto es haber leído tu Mafalda, o más o menos estar informada sobre quienes fueron Premio Nobel de la Paz alguna vez. Está bien que lo del Nobel de la Paz está un poco desprestigiado por estos días, pero bueno, el Sr. Obispo merece su reconocimiento.
Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984. (Español) (Inglés)
(Parece que ya la arreglaron en la página, aaah... el ritmo vertiginoso de las noticias de la mañana)
lunes, 18 de julio de 2011
el rio del cielo
Sacando libros de cajas, me encuentro con estas líneas de un haiku de Bashõ que quizás vengan al caso:
荒 海や
佐渡によこたふ
天の川
[[ araumi ya // sado ni yokotau // amanogawa ]]
sobre el mar tormentoso
extendiéndose hacia Sado
el rio del cielo
Hace unos días posteé un haiku sobre Tanabata y me quedó picando lo del rio del cielo, como imagen de la Vía Láctea.
荒 海や
佐渡によこたふ
天の川
[[ araumi ya // sado ni yokotau // amanogawa ]]
sobre el mar tormentoso
extendiéndose hacia Sado
el rio del cielo
Hace unos días posteé un haiku sobre Tanabata y me quedó picando lo del rio del cielo, como imagen de la Vía Láctea.
jueves, 7 de julio de 2011
en el séptimo día del séptimo mes
冷水に
すすり込だる
天の川
[[ hiya mizu ni susuri kondaru ama no kawa ]]
en aguas frias
bebiendo a sorbos
la vía láctea
-- Issa, 1821
En primavera, el amanecer.
En primavera, el amanecer. Cuando al insinuarse la luz sobre las colinas, los contornos se tiñen de un pálido rojo y purpúreos jirones de nubes flotan sobre las cimas.
En verano, las noches. No sólo las de luna brillante sino también las oscuras, cuando las luciérnagas revolotean, y aun las de lluvia, tan bellas.
En otoño, el atardecer. Cuando el sol resplandeciente se hunde cerca de la ladera de las colinas y los cuervos cruzan el cielo en grupos de tres o cuatro o de a dos, de vuelta a sus nidos; o las garzas en bandada se dispersan en el cielo distante. Cuando se oculta el sol, el corazón se conmueve con el sonido del viento y el zumbido de los insectos.
En invierno, las mañanas. Por cierto bellas cuando ha caído nieve durante la noche, pero espléndidas también cuando el suelo está blanco por la escarcha; y, cuando no hay nieve ni escarcha y sólo hace mucho frío y las criadas corren de una habitación a otra atizando el fuego y cargando carbón, ¡qué bien se corresponde la escena con la índole de la estación! Pero al mediodía nadie se molesta por mantener los braseros encendidos y pronto sólo hay pilas de ceniza blanca.
すすり込だる
天の川
[[ hiya mizu ni susuri kondaru ama no kawa ]]
en aguas frias
bebiendo a sorbos
la vía láctea
-- Issa, 1821
En primavera, el amanecer.
En primavera, el amanecer. Cuando al insinuarse la luz sobre las colinas, los contornos se tiñen de un pálido rojo y purpúreos jirones de nubes flotan sobre las cimas.
En verano, las noches. No sólo las de luna brillante sino también las oscuras, cuando las luciérnagas revolotean, y aun las de lluvia, tan bellas.
En otoño, el atardecer. Cuando el sol resplandeciente se hunde cerca de la ladera de las colinas y los cuervos cruzan el cielo en grupos de tres o cuatro o de a dos, de vuelta a sus nidos; o las garzas en bandada se dispersan en el cielo distante. Cuando se oculta el sol, el corazón se conmueve con el sonido del viento y el zumbido de los insectos.
En invierno, las mañanas. Por cierto bellas cuando ha caído nieve durante la noche, pero espléndidas también cuando el suelo está blanco por la escarcha; y, cuando no hay nieve ni escarcha y sólo hace mucho frío y las criadas corren de una habitación a otra atizando el fuego y cargando carbón, ¡qué bien se corresponde la escena con la índole de la estación! Pero al mediodía nadie se molesta por mantener los braseros encendidos y pronto sólo hay pilas de ceniza blanca.
Sei Shonagon, El libro de la Almohada (traducción de Amalia Sato)
lunes, 4 de julio de 2011
democracia, bibliotecas y elvis
La cantidad de información interesante que hay disponible en la internec casi casi no debería sorprender a nadie a estas alturas (400 msnm), pero sigue pasando. Hacia un tiempo que quería meter acá algo sobre el ciclo de charlas de la Biblioteca Pública de Nueva York, "Live from the NYPL" y esta nota de la sección Espectáculos del Página/12 de hoy me da la escusa: "Una nueva histeria macartista". Ya había escuchado sobre esta charla entre Slavok Zizek y Julian Assange en una de las charlas de Zizek en el programa Live, donde comentaba que iban a rematar por eBay una cena con ambos para juntar fondos a favor de Wikileaks. No quisiera ni imaginarme lo que debe ser eso. No, no quiero ni pensarlo. No. Por favor. No.
Pero bueno, la cuestión que Democracy Now! tiene página en español que puede visitarse acá, la NYPL tiene todas sus charlas en iTunes (el listado está acá) y el coordinador del programa es un personaje total. Recomiendo la charla con Patty Smith hablando sobre su autobiografía "Just kids", su vida en los '60, su amistad con Robert Mapplethorpe y cantando un rato. Las dos de Zizek están buenísimas, la de Umberto Eco por supuesto, la de Naomi Klein, la de Antonia Fraser. En fin, hay de todo como en botica, lástima que solamente en inglés.
¿Y Elvis? Elvis has just left the building, como diria don Zappa.
Actualizo con un link a la traducción de partes de la entrevista de Democracy Now! que salió en el diario hoy.
Pero bueno, la cuestión que Democracy Now! tiene página en español que puede visitarse acá, la NYPL tiene todas sus charlas en iTunes (el listado está acá) y el coordinador del programa es un personaje total. Recomiendo la charla con Patty Smith hablando sobre su autobiografía "Just kids", su vida en los '60, su amistad con Robert Mapplethorpe y cantando un rato. Las dos de Zizek están buenísimas, la de Umberto Eco por supuesto, la de Naomi Klein, la de Antonia Fraser. En fin, hay de todo como en botica, lástima que solamente en inglés.
¿Y Elvis? Elvis has just left the building, como diria don Zappa.
Actualizo con un link a la traducción de partes de la entrevista de Democracy Now! que salió en el diario hoy.
jueves, 30 de junio de 2011
1 buena
Después de revisar cuatro diarios y esquivar reality shows de asesinatos, supuestos alivios mundiales porque Grecia aprobó un recorte pedido por el FMI (¿los congresistas griegos no leen los diarios?), catástrofes planetarias (también supuestas) y juegos políticos de pre-escolar reportados por gente que debería dejar de consumir cosas raras en horario de trabajo, me encuentro con la mejor noticia del día. Sí, una buena.
Mamás tortuga bloquean la pista 4 del aeropuerto JFK, en Nueva York. Y claro, la periodista abre la cobertura con la pregunta que todos nos estabamos haciendo: ¿Porqué la tortuga cruzó la pista de aterrizaje? ¿Era para llegar a la Shell?
La siguiente noticia buena de la fecha es la de la aprobación de la ley que declara de "interés nacional" la producción de medicamentos. Por unanimidad. Interesante.
¿Querés saber más?
También podés escuchar al control de torre controlando la situación ("Vuelo 1009, ¿quiere que le saquemos la tortuga de la pista?").
Hay un feed de las tortugas en Twitter ("Nota mental: recordar no jugar al Frogger en la pista"), y la gente de Jet Blue les dice que "nunca pudieron enojarse con ellas".
Mamás tortuga bloquean la pista 4 del aeropuerto JFK, en Nueva York. Y claro, la periodista abre la cobertura con la pregunta que todos nos estabamos haciendo: ¿Porqué la tortuga cruzó la pista de aterrizaje? ¿Era para llegar a la Shell?
(CNN) - El amor está en el aire del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en Nueva York. Más de 150 tortugas cruzaron una pista activa y parte del tráfico aéreo del miércoles se detuvo para que pudieran continuar su temporada de apareamiento.La periodista de la CNN también hace referencia a una "estampida en cámara lenta" de las 150 futuras mamás, buscando la arenita ideal.
Las tortugas diamante estaban tratando de llegar a un lugar ideal para poner sus huevos. Esa es una zona de arena que pasa a ser a través de la pista 4, de acuerdo con Carol Bannerman del Departamento de Agricultura de EE.UU.. Las tortugas eran principalmente hembras, y la fertilización de sus huevos se produce en el agua, dijo.
JFK está rodeada por una bahía y zonas de humedales.
La siguiente noticia buena de la fecha es la de la aprobación de la ley que declara de "interés nacional" la producción de medicamentos. Por unanimidad. Interesante.
¿Querés saber más?
También podés escuchar al control de torre controlando la situación ("Vuelo 1009, ¿quiere que le saquemos la tortuga de la pista?").
Hay un feed de las tortugas en Twitter ("Nota mental: recordar no jugar al Frogger en la pista"), y la gente de Jet Blue les dice que "nunca pudieron enojarse con ellas".
domingo, 26 de junio de 2011
un granito de arena...
Y un mundo de posibilidades. La versátilidad de las impresiones en 3D me sigue, bueno, erhm, impresionando.
Parece que el sujeto armó una impresora 3D a energía solar que imprime usando la arena como materia prima. Un juego de lupas y espejos concentra la luz del sol para vitrificar la arena y cortarla.
El lugar perfecto para probar el aparato: el desierto, por supuesto. Alguien que mande a Marte un rover con una cosa de estas, rápido.
¿Querés saber más?
Via Boingboing.net
Markus Kayser Builds a Solar-Powered 3D Printer that Prints Glass from Sand and a Sun-Powered Cutter
Sitio del diseñador Markus Kayser
Parece que el sujeto armó una impresora 3D a energía solar que imprime usando la arena como materia prima. Un juego de lupas y espejos concentra la luz del sol para vitrificar la arena y cortarla.
El lugar perfecto para probar el aparato: el desierto, por supuesto. Alguien que mande a Marte un rover con una cosa de estas, rápido.
¿Querés saber más?
Via Boingboing.net
Markus Kayser Builds a Solar-Powered 3D Printer that Prints Glass from Sand and a Sun-Powered Cutter
Sitio del diseñador Markus Kayser
viernes, 24 de junio de 2011
patagonia docente
foto de rodrigo néspolo para LN |
Lo que no dice la nota de La Nación es que, del 25% de aumento que propone el gobierno de Santa Cruz, hay un 12% que quedó "colgado" de un aumento escalonado que ya se tendría que haber hecho efectivo el año pasado. O sea que les están proponiendo un aumento neto de 13%. Eso sin considerar lo que ya les descontó el gobierno a los docentes en paro, y que hay un 2% de aumento creo recordar en los aportes. Un 10% de aumento, sería entonces la propuesta.
La provincia tiene una canasta familiar de 9.000. El costo de vida local es alto por las empresas petroleras y el turismo, y las distancias. Un 10% de aumento, en este contexto, para la fuerza docente (educación de las siguientes generaciones, digo), es un chiste malo por el que ha muerto gente y ha sido herida gente.
Terrorífico que el chiste te lo quieran hacer tragar con hidrantes y bastones. Esa esquina de la foto ya estará acostumbrada (porque... es esa esquina, ¿no?, la de los balazos contra los blindex en el 2001, la de la muerte recortada en el piso). Yo todavía no me acostumbro.
La fecha de la protesta tampoco es casual. Hoy es el último día de clases acá en la provincia, y el receso de invierno es bastante largo (un mes), por el tema del frío (en verano las vacaciones son más cortas, aclaro para quien justificaría unos palazos por imaginarse gente con unos días más de vacaciones que uno). Así que, si no se resuelve ahora, seguirá todo congelado por un buen tiempo.
El otro día hablando con una amiga docente que sigue trabajando, me dijo que estaba de acuerdo con los huelguistas, pero que se encontraba con que era más sencillo seguir dando clases y evitar la presión social de los padres que, en pueblos chicos como este, pueden ser una fuerza bastante fuerte. Me sorprendió que, con todos los docentes con los que hablé, hay mucha confianza en el gremio. La lucha gremial, la de enserio, por los derechos de los trabajadores y no por las quintitas de la cúpula, se ve cada vez más. Pero claro, los del otro lado son los que tienen las armas, la sartén por el mango, te leen la constitución al revés y todo eso.
Y el siguiente, como siempre, sos vos.
Otras notas
Violenta represión de la Federal contra los docentes de Santa Cruz
"No vamos a seguir exponiéndonos a que nos peguen", advierten los docentes de Santa Cruz
domingo, 19 de junio de 2011
momento "lo what?" de la fecha
No me sorprendió la mención a los daleks, claro, el tema fué ver que era en un programa de filosofía, jé.
Esto sintetiza bastante lo de la malsana diversidad de intereses. Alguna vez me tengo que poner al día con las 26 temporadas de Dr. Who que me estoy debiendo.
Via The philosopher's zone
The evil of the daleks
They are among the most loved, or most feared, villains in science fiction. But what is it that makes Daleks such great baddies? What constitutes evil and why do the Daleks represent a very specific idea about rationality and morality? This week, we talk to a philosopher about what the Daleks have to tell us - in their mechanical, screechy voices - about who we are.
Esto sintetiza bastante lo de la malsana diversidad de intereses. Alguna vez me tengo que poner al día con las 26 temporadas de Dr. Who que me estoy debiendo.
Via The philosopher's zone
sábado, 11 de junio de 2011
al pan pan
Buscando cosas ricas para hacer ahora que se vino el invierno por este lado del mapa, me encontré con una receta de pan estilo "sourdough" que implicaba criar la levadura desde cero, a partir de una mezcla de agua y harina.
Como hacía un tiempo que ya le tenía ganas a los experimentos de fermentación (hubo un intento de vinagre que casi casi tuvo éxito) y combinaba también con las ganas de tener una mascota, me puse a investigar un poco qué se decía en Internet sobre el tema. La receta más simple que encontré fué la de S. John Ross (el nombre me sonaba de algún lado...), que basicamente consiste en conseguir un frasco de vidrio y echarle una taza de harina y una taza de agua tibia, e ir cambiando de a media taza todos los días hasta que cobre vida y te hable (se llena de burbujitas y forma una espuma arriba). Es decir, todos los días se tira la mitad del frasco "iniciador" y se vuelve a poner media taza de agua y harina, revolver y a otra cosa.
A los cuatro o cinco días, se ve masomenos así como en la fotito de acá al lado.
Una vez que se tiene este cultivo de levadura, o masa madre, que le dicen, ya se puede usar para hacer pan, pizza y hay hasta recetas de waffles dando vueltas. Tarda un poco más en levar que la levadura comercial, pero es divertido hacerla y el sabor es diferente.
Esta criatura puede ir a la heladera, y a partir de ahí se la alimenta solamente una vez por semana. Cuando se quiere usar para cocinar hay que "probarla", agregándole una taza de harina y de agua tibia, y dejándola varias horas para que la levadura entre en modalidad berserker (me gustaría ver la conga con microscopio). En la receta de pan de S. John se usan dos tazas de este cultivo, más 3 tazas de harina, 4 cucharaditas de azúcar, dos de sal y 2 de aceite o manteca/margarina derretida.
Pero se puede usar también para hacer pizza o, por que no, bocaditos chinos rellenos al vapor (bao). La primer vuelta de pan quedó bajita, pero la segunda tanda ya tuvo mejor pinta:
A lo que queda del "iniciador" se lo alimenta de nuevo y a la heladera para la próxima horneada.
Hay que tener cuidado, eso sí, porque las esporas de levadura pueden viajar lejos y poner a cocinar pan a amigas a miles de kilómetros de distancia...
¿Querés saber más?
http://www222.pair.com/sjohn/blueroom/sour.htm
http://www.sourdoughhome.com/starterprimer.html
http://bakeat350.blogspot.com/2010/02/sourdough-starter-works-for-me.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Amish_Friendship_Bread
http://www.myrecipes.com/recipe/steamed-pork-buns-char-siu-bao-10000001734314/
Wild Fermentation: The Flavor, Nutrition, and Craft of Live-Culture Foods
Como hacía un tiempo que ya le tenía ganas a los experimentos de fermentación (hubo un intento de vinagre que casi casi tuvo éxito) y combinaba también con las ganas de tener una mascota, me puse a investigar un poco qué se decía en Internet sobre el tema. La receta más simple que encontré fué la de S. John Ross (el nombre me sonaba de algún lado...), que basicamente consiste en conseguir un frasco de vidrio y echarle una taza de harina y una taza de agua tibia, e ir cambiando de a media taza todos los días hasta que cobre vida y te hable (se llena de burbujitas y forma una espuma arriba). Es decir, todos los días se tira la mitad del frasco "iniciador" y se vuelve a poner media taza de agua y harina, revolver y a otra cosa.
A los cuatro o cinco días, se ve masomenos así como en la fotito de acá al lado.
Una vez que se tiene este cultivo de levadura, o masa madre, que le dicen, ya se puede usar para hacer pan, pizza y hay hasta recetas de waffles dando vueltas. Tarda un poco más en levar que la levadura comercial, pero es divertido hacerla y el sabor es diferente.
Esta criatura puede ir a la heladera, y a partir de ahí se la alimenta solamente una vez por semana. Cuando se quiere usar para cocinar hay que "probarla", agregándole una taza de harina y de agua tibia, y dejándola varias horas para que la levadura entre en modalidad berserker (me gustaría ver la conga con microscopio). En la receta de pan de S. John se usan dos tazas de este cultivo, más 3 tazas de harina, 4 cucharaditas de azúcar, dos de sal y 2 de aceite o manteca/margarina derretida.
Pero se puede usar también para hacer pizza o, por que no, bocaditos chinos rellenos al vapor (bao). La primer vuelta de pan quedó bajita, pero la segunda tanda ya tuvo mejor pinta:
A lo que queda del "iniciador" se lo alimenta de nuevo y a la heladera para la próxima horneada.
Hay que tener cuidado, eso sí, porque las esporas de levadura pueden viajar lejos y poner a cocinar pan a amigas a miles de kilómetros de distancia...
¿Querés saber más?
http://www222.pair.com/sjohn/blueroom/sour.htm
http://www.sourdoughhome.com/starterprimer.html
http://bakeat350.blogspot.com/2010/02/sourdough-starter-works-for-me.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Amish_Friendship_Bread
http://www.myrecipes.com/recipe/steamed-pork-buns-char-siu-bao-10000001734314/
Wild Fermentation: The Flavor, Nutrition, and Craft of Live-Culture Foods
martes, 7 de junio de 2011
mi amigo el do'tor
Allá por el 2003 me teñi el pelo de azul y me fuí a recorrer la zona de los siete lagos con la mochila. Los planes se me demoraron un poco en La Angostura porque me torcí el pie caminando en la península y tuve que quedarme unos días más de hostel. Así que, cuando finalmente empecé a caminar, el primer lago al que entré para acampar fué al Espejo Chico (o Espejito para los amigos). Conmigo se bajó del colectivo un chico flaquito, que iba con su mochila y su anafe-portafolio en la mano.
Little did they know... A los cinco minutos estabamos hablando de ciencia ficción, Robert Sawyer, Le Guin y la mar en coche. No sé quien sorprendió más al otro, en realidad. Cuando me dijo que era biólogo molecular me lo quedé mirando como diciendo, "Vamos, vamos, sí, seguro". Supongo que se pensó que iba a ser más creíble aclarando "Pero claro, no trabajo de eso, soy librero".
Ha corrido mucha agua bajo el puente (pero él sigue siendo flaquito) y ayer defendió su tesis de doctorado. ¡Felicitaciones Luk!
Little did they know... A los cinco minutos estabamos hablando de ciencia ficción, Robert Sawyer, Le Guin y la mar en coche. No sé quien sorprendió más al otro, en realidad. Cuando me dijo que era biólogo molecular me lo quedé mirando como diciendo, "Vamos, vamos, sí, seguro". Supongo que se pensó que iba a ser más creíble aclarando "Pero claro, no trabajo de eso, soy librero".
Ha corrido mucha agua bajo el puente (pero él sigue siendo flaquito) y ayer defendió su tesis de doctorado. ¡Felicitaciones Luk!
lunes, 23 de mayo de 2011
darmok & jalad
no será su mejor viñeta de los últimos tiempos, pero es sobre darmok y jalad (o algo por el estilo):
Lo que sí me hizo tirar al piso de la risa fué el texto de "Number lines" de esta semana: "The Wikipedia page "List of Numbers" opens with: "This list is incomplete; you can help by expanding it.""
[[ I wonder how often Patrick Stewart has Darmok flashbacks when talking to Star Trek fans ]] |
Lo que sí me hizo tirar al piso de la risa fué el texto de "Number lines" de esta semana: "The Wikipedia page "List of Numbers" opens with: "This list is incomplete; you can help by expanding it.""
martes, 3 de mayo de 2011
r.r.d.
Para desconectarme un poco del ritmo alocado de la temporada de verano, aproveché que venían unos días de buen clima y decidí irme de campamento para el lado de Lago del Desierto. Mirando para donde iría, decidí tratar de encontrar el refugio Diablo desde el que, se dice, hay una vista espectacular a varios glaciares, lagos y cordones de montaña justito justito sobre la frontera entre Argentina y Chile. Hay una historia corta y una historia larga al respecto.
La historia corta es que no encontré el refugio, jé.
La historia larga, pero más interesante, es que me pasé cuatro días de caminata a través del bosque en otoño, rojos, amarillos, rositas, verdes intensos. Y lagos y arroyitos, piedra y ríos y mallínes. A continuación, el desarrollo de esta versión larga, y más interesante, de la historieta.
Día 1: De punta a punta (Lago del Desierto)
Ya no corre el barquito que hace la navegación en el Lago del Desierto (otro signo de que terminó el verano), así que la cuestión era usar el sendero que va desde la punta sur del lago hasta el puesto de gendarmería que está permanente en la punta norte. El año pasado me había quedado con las ganas de ver el bosque inmenso del lago en otoño, así que era una buena oportunidad para conocer esta otra cara del paisaje. En Abril las lengas y ñires van virando el color del follaje del verde, al amarillo y al rojo intenso. Luego las hojas se caen y cubren el piso del bosque, una avanza bajo una luz especial...
Y la luz era bastante especial, porque salí un día de lluvía, después de un par de lluvias bastante intensas, pero con la esperanza de que el pronóstico le acertara y los días de caminata por el valle del río Diablo fueran los mejorcitos. Aparte, empezaba a trabajar el 1ro, así que tampoco podía estirarme demasiado.
La combi salía al mediodía desde El Chaltén y llegamos a la punta sur del lago a eso de las 13:40, así que empecé la caminata a paso rápido alrededor de las 14:00. A paso rápido es un decir, pero digamos que iba motivada por la idea de que no quería llegar demasiado de noche a la punta norte, y suponía que al menos 6 horitas me iba a llevar la pateada.
Mucha agüita y barro en el sendero, y todos los arroyitos que bajan de la ladera hacia el lago creciditos, así que tuve que pararme a vadear varias veces. O sea sacarse las botas, medias y gritar un par de eternos segundos hasta llegar al otro lado del arroyito en cuestión, recuperar la sensibilidad de los pieses y volver a calzarme. La caminata durante las secciones de bosque; el silencio más cerrado. Al acercarse a los arroyitos, era como una ráfaga de viento en los árboles que iba haciendose más fuerte cada vez. Y un giro en el sendero, una bajadita, y ahí aparecía el arroyo, tan campante.
Estaba todo bastante cubierto y todavía lloviznaba un poco, pero adentro del bosque no se sentía. Al rato de caminar encontré la cabañita abandonada (o una de ellas) que según escuché por ahí, era parte de un plan de prospección durante el gobierno de Perón en los '40 de tender una ruta entre Argentina y Chile. La otra vuelta que hice este sendero (habrá sido por el 2004/2005) me paré en todos lados a chusmear y sacar fotos, esta vez quería llegar lo más rápido posible.
Así que no paré demasiado a mirar el lago, o los glaciares bajando del Vespignani, o a sentarme un ratito al costado de algún río para tomar mate.
Igual, con apuro y todo, se me hizo de noche. A eso de las 18:30 ya estaba bastante oscurito, aunque todavía había algo de claridad. La punta norte seguía iluminada por bastante tiempo, pero anochecer tenía que anochecer, y finalmente sucedió. El sendero es bastante claro, saqué la frontal y seguí caminando. Hasta que perdí el sendero (las hermosas hojitas marrones cubrían todo, sendero incluído) y me metí en un mallín de morondanga, así que tuve que empezar a zigzaguear para encontrar el senderito de nuevo. No hay posibilidad de perderse, en realidad, así que iba tranqui. De un lado el lago, del otro el valle sube... la cuestión era tratar de llegar y no tener que pasar esa nochecita en el bosque, que estaba bastante mojadito.
Finalmente bajé del faldeo por el valle y empecé a caminar por la playa del lago... con la luz del puesto allá en la distancia. La playa no era muy amplia, supongo que el lago estaría un poco más crecido por la lluvía o algo así, porque me tuve que subir un par de veces a unos pedruzcos sobre la costa, con el lago tocando los antedichos pedruzcos. Si hubiera sido de día ningún problema, pero no veía nada y no me acordaba si estaba yendo bien o si iba a tener que desandar para retomar por arriba. Y las olitas y el viento... sucundún sucundún... Así que finalmente fué un alivio cuando encontré el cartel y la tranquera de los gendarmes. Lo que sí casi me mata del susto fué una liebre que apareció corriendo desde adelante y que quedó mirándome como una marmota, medio encandilada con la luz de mi frontal. Liebre ridícula.
Desde la puerta del puesto de Gendarmería, ya me tenían calada y me fueron guiando (o tratando de meterme de cabeza en una platea en construcción, no sé) con la luz de una linterna por adonde era más fácil caminar, mientras nos saludábamos de lejos. Y llegué y largué la frase en la que había estado pensando toda la última parte del trayecto (en algo hay que pensar cuando una está metida hasta las narices en un mallín y tratando de decidir si eso sobre lo que una está parada alguna vez calificó como sendero). Así que se las dije:
—Creo que la pizza llegó fría.
Se rieron un poco y me dejaron pasar para hablar con el Jefe y ver si me podía tirar en algún rinconcito a pasar la noche. Me dejaron quedarme en un quincho que tienen ahí, así que desensillé y empecé a preparar la cena (unos riquísimos fideos con saborizante carne, mucho queso, empanadita y chocolate de la Choco de postre ¡ñam!, por no mencionar unos sorbitos de whisky para calentar el alma un poco).
El sueño de la noche solamente fué interrumpido por un gatito que intentaba entrar, pero que se dió rápidamente por vencido. Little did she know...
Día 2: Hacia el Refugio Rio Diablo
El gran error fué mirar solamente un mapa. El de Aoneker, para más datos. Le había preguntado a algunos amigos y tenía idea de por donde ir. Nada demasiado complicado, excepto encontrar el lugar donde cruzar el río. Hay varias opciones para encontrar el refugio, yendo por la margen izquierda del río o por la margen derecha. Yendo por la margen derecha había que cruzar menos veces el río, así que iba a tratar de encontrarlo. Mi mapa mostraba un punto de cruce, supuestamente justo antes de un lugar con un morrito adelante... Pero me adelanto.
Empecé masomenos temprano a la mañana, con un rico desayuno y unos mates en la orilla del lago. La vista del cordón del Fitz estaba medio cubierta con esas nubes densas que hacen pensar que son parte de la montaña, sobre todo cuando les da el sol enrojecido del amanecer. La montaña es la nube, que a medida que amanece se va consolidando en piedra.
Los niveles del paisaje están marcados con el movimiento del Sol. Se lo ve recorrer las lomadas de los cerros descubriendo piedra, bosque y finalmente un lago.
A los dos termos de mate decidí que ya tenía suficiente, terminé de acomodar las cosas en la mochila y les dejé parte de la comida a los señores gendarmes, así no tenía que cargar tanto peso. Para alivianar tampoco había traído la carpa, solamente la bolsa de dormir y el saco de vivac.
La salida de Gendarmería va subiendo por un faldeo sobre el lago, recorriendo hacia el oeste la punta norte. Había bastante agua y barro, todo cubierto por una capita de hojas recién caídas que me hicieron meter la pata una que otra vez. Por suerte A. me había recomendado el método "bolsita de nylon" que no será lo top de la tecnología en campamento de montaña, pero hicieron que llegara a la noche con las patas secas.
En un poco menos de una hora se llega a un mirador desde el que se ve una pampita verde abajo, y el valle del río Diablo, que iba a estar recorriendo ése día. En la pampita está el casco viejo de la estancia de Sepúlveda. Enfilé para la casa y, después de saltiquear por un sector medio anegado, pasé el límite del cerco. Más allá de la casa un grupo de vacas me miraban con cara de sorprendidas.
Paré un poco a mirar adentro de la casa, totalmente destruída y se vé que las vacas lo usarían de establo a estas alturas. Pero todo alrededor, un césped verde hermoso. Lo marqué en mi mapita personal como lugar para mate a la vuelta. Como me había dicho Daniel, el Jefe de los gendarmes, había un cartel pasando la estancia. Y dos metros más allá, la inundación...
Un poquito por allá y otro poquito por acuya, saltando (no demasiado atléticamente) sobre troncos y árboles caídos, pude pasar al otro lado. Y ahí empezaba el mallín...
Así que me fuí más para la derecha, tratando de subir un poquito más para evitar el mallín contra el río y encontré el senderito que iba a través del bosque. Un bosque hermoso. Más viejo todavía que el bosque alrededor de la laguna Torre, con árboles bien espaciados y de troncos rugosos y rectos. Daba la idea de un cuadro de Klimt, pero viejo e inmenso. El suelo, cubierto de helechitos y hojas caídas.
De a ratos me encontraba con el río, de a ratos tenía que negociar un avance medio complicado entre ramas de árboles más jóvenes. Encontré el morrito que me había dicho F., lo pasé por la izquierda. Cada tanto había una marca en los árboles, o una pirca entre las piedras, así que me quedaba tranquila. Buscaba la cascadita que tenía que marcar la pasada al otro lado. A eso de las 16:20, digamos, encontré un lugar donde había un par de piedras pintadas de rojo frente al río y unas marcas rojas en los árboles. Parecía la pasada que había marcada en el mapa, pero de la cascadita ni novedades. Seguí dándole por la margen derecha, pero se empezó a complicar; primero todo un sector de unos árboles gigantescos caídos (pensé que eran los que habían dicho el gendarme sobre los que iba a tener que pasar), y después el senderito empezó a subir pegándose al rio con una pendiente fuerte. Y ahí ya no me convenció el tema porque sola, y con la mochila, si me llegaba a caer iba a ser un quilombete. Así que a la hora de esto decidí volver y encontrar un lugar lindo cerca del río donde pasar la noche.
Volví hasta las piedras rojas, pensando un poco más se me ocurrió que podría dejar la mochila ahí a la mañana y probar cruzando el río hacia el otro lado para ver si esa era la pasada del mapa realmente. Cerca de las piedras rojas, había un nivel intermedio que estaba lo suficientemente alejado del rio como para tener un poco de silencio (aparte en este lugar el río corria bastante tranquilo). Acomodé el aislante y la bolsa al lado de un tronquito caído para tener un poco de protección del viento, si llegaba a ponerse a soplar. El hueco que quedaba lo rellené con la mochila. Dejé los bastones cerquita... si se me acercaba un pumita a la noche lo iba a agarrar a bastonazos. Me puse a cocinar una cena tempranera mientras absorbía el paisaje de los alrededores. El sol le pegaba fuerte al cerrito de enfrente, en su camino de salida. Mirando el mapa, cada vez me convencía más de que este era el lugar donde había que cruzar. Pero ¿dónde estaba la famosa cascadita?
Enfrente se veía una subita fuerte, desde cerca del río hasta el fondo una pared de roca sobresalía cada tanto sobre los árboles. Quizás muy cerca del rio se pudiera caminar. O entrando un poco más al bosque encontraría el sendero que mostraba el mapa.
Me tiré a leer un rato, me había llevado las Cartas sobre la poesía de Mallarmé. Mallarmé me recuerda en sus cartas a Lady Schrapnell, o algo así. Tendría que leer algo de su poesía, porque sus cartas me suenan bastante artificiales. Después de la cena, le tocó el turno a otra dosis de chocolate, esta vez con pedacitos de naranja. Mh... rrrrico.
Desde la bolsa de dormir se veía el cielo estrellado y algunos segmentos de los picos de enfrente. Dos ramas gigantescas se enraizában hacia las estrellas. Mirándolas un rato, me pareció estar mirando un óceano de estrellas que flotaban a la deriva. Cuando me despertaba a la noche, se habían movido un poco más. O estaba nublado. O estaba despejado de nuevo, negro profundo delineado en el frío de la noche.
En realidad, no hacía frío. Digo el frío de allá afuera, el del otro lado de las ramas desnudas de los árboles. El aire era tan limpio que era blando.
Día 3: Search & Return
A la mañana me levanté temprano, todavía de noche (bueno, amanece tarde más bien) y me preparé para dejar todo listo y cruzar el río. Dejé la mochila atada a un árbol (eso no me salvó del posterior ataque de un par de felinus malditus a mis empanadas, pero me adelanto).
El cruce fué más fácil de lo que pensaba, el río estaba menos frío que los arroyitos que había cruzado en el sendero a la Punta Norte. Dejé las crocs colgadas del otro lado y, después de secarme las patas, me volví a calzar las botas para explorar un rato las inmediaciones. Primero seguí un sendero que se metía en el bosque, pero eso me llevó a empezar a subir hacia la pared que había visto desde el otro lado y cuando se puso medianamente complicado me bajé. Después empecé a seguir el río, que a esa altura se le unía un arroyito desde la izquierda (lo que cerraba con la descripción del libro de Alonso), lo seguí un rato hasta que el sendero también empezó a subir, pero menos cerca de un despeñadero, así que seguí camino hasta llegar a un manchón de arbolitos jóvenes que (no demasiado amablemente) me cedieron el paso y medio agarrada de unas matas de mutillas llegué a un punto alto desde donde podía ver el valle hacia adelante. Un (otro) lugar hermoso. Las laderas cubiertas de árboles de todos colores, con el sol que todavía no había asomado del todo... los sectores iluminados eran un estallido de rojos y amarillos.
Creo que por ahí estaba la cuestión; pero bueno, todavía me quedaba la vuelta desde la punta norte hasta el lago, y el regreso al Chaltén. Así que hasta ahí llegué y será para otra caminata el encontrar el refugio con sus vistas.
Desde ahí empecé a volver por el río hasta donde había dejado las crocs. La bajada del morrito éste estaba salpicada de bloques de piedra llenos de musgo, árboles caídos, chorritos de agua bajando por las paredes verdes y llegando en hilitos hasta el arroyo más abajo.
Por supuesto me pasé de largo y salí unos metros más allá. Había una bandada de ratuchitas veteadas (en cuanto tenga la guía a mano agrego el nombre específico) muy confianzudas que saltaban de rama en rama entre mis medias. Me calcé las crocs de nuevo y vadée de vuelta hacia mi mochila.
El regreso fué tranquilo, paré bastante a sacar fotos y a admirar el río y los cerros de los alrededores.
A la vuelta, tomé por un sendero que me llevaba más lejos del río. De a ratos el senderito desaparecía, esta es una zona bastante húmeda y supongo que debe regenerarse rápido la cobertura del bosque. Cuando llegué cerca de la estancia, rodée el mallín por la parte de atrás y entré por el costado, esquivando la inundación bastante.
En la estancia el solcito daba a pleno, me tiré al pasto al lado de una mata de calafate y calenté un poco de agua para los mates que me había prometido a la ida. Había muy poquito viento, así que comí algo y me quedé un rato explorando los alrededores. Encontré manchones de plantas de frutillas y rosales alrededor de la casa. También estaban las vacas y caballos, supongo que estos últimos de la tropilla de gendarmería. Me bajé una porción de salamín con algunas empanaditas... ¡ricas!
Ya en la recta final de la caminata del día, solamente quedaba pasar el morrito y llegar a Gendarmería a pasar la noche. El sendero estaba mucho menos embarrado y la vista al llegar al lago era todavía más espectacular. Todo el cordón del Fitz y del Torre, pero de la cara norte...
El julepe padre me lo dió un carpintero al que se le ocurrió salir volando cuando me vió en el sendero. Ya llegando a Gendarmería me recibió el arroyito del que sacan el agua, con la arboleda rojiza reflejándose en la superficie.
Me dejaron de nuevo pasar la noche en el quincho, así que me bajé un litro de jugo (creo que nunca como tan poco sano como cuando estoy de campamento), preparé unos mates y una sopa y me la fuí a comer al lago para ver el atardecer. Cual no sería mi sorpresa cuando al regresar... ¡me encontré con los gatos de gendarmería manducándose lo que quedaba de mi salamín! ¡No! ¡Malditos! Los corrí a los gritos pero eso no evitó que además del salamín dieran cuenta de mi empanada ¡la caprese! y de la última que me quedaba de queso y cebolla. Así no se puede, loco.
Una vez sellado todo el quincho a cal y canto, me fuí de nuevo a la orilla del lago a seguir (ad)mirando el atardecer, esta vez acompañada de una copita de whisky con chocolate derretido...
Día 4: de regreso al pueblo
Otro día de salida tempranera, quería llegar lo antes posible a la punta sur para encontrar algún alma caritativa que me llevara al pueblo. Saqué algunas fotos del amanecer, que estaba hermoso, claro. Otro día despejado y con linda temperatura. Esperaba que hubiera menos agua en el sendero después de dos días sin lluvias. Me despedí de la gente de la punta norte, que mantienen un destacamento permanente durante el invierno (extrañamente, me dijo Daniel, cuanto más fácil es llegar, menos dura la gente en el puesto... antes venían a caballo en dos días desde La Florida para traer las provisiones materiales y se quedaban 3 meses. Ahora, vienen en helicóptero y la gente está 30-40 días. La mayor parte son de Formosa, pero también hay algunos Correntinos y creo que algún Chaqueño).
A la vuelta le dí derecho hasta el mirador, el bosque sobre el lago es algo magnífico y siempre me sorprende. Tanta arboleda hermosa de lengas y ñires... Y los notros, y los guindos... Cuando era chica y escuchaba hablar del Lago del Desierto me imaginaba un páramo seco. El mundo se me dió vuelta la primera vez que subí la lomita de la punta sur y me quedé tarada mirando ese bosque infinito.
No tuve que descalzarme para vadear, mitad porque todo venía con poca agua y mitad porque le pegué a los senderos que van más cerca del lago, donde desembocan los arroyos y todo es más bajito. Me quedé un rato en una playita frente al hotel en medio del lago, el sonido de las olas llegando y retirándose era como el sonido de un tambor oceánico. Algo circular.
Poca fauna, un huet huet, algún carpitero pitío en solitario y los pajaritos bullangueros que nunca faltan. En algunos momentos me pareció oler zorrino, pero creo que era yo.
A eso de las 15:00 llegué a la punta sur y crucé la pasarela. Mi plan era calentar agua para el mate, elongar y conseguir alguien que me llevara de regreso. Cumplidos los dos primeros puntos pasó un pescador que me dijo que iba a hacer unos tiritos y que sí, ningún problema, pero justo cayó una pareja de médicos de Dolores (Alejandra -médica forense- y no-recuerdo-el-nombre-del-marido-médico-clínico) que estaban de vacaciones relámpago por el sur y se habían venido de Calafate por el día. Como querían hacer algo distinto, llegaron hasta la punta sur y agarraron el senderito al glaciar Huemul, volvían esa tarde a Calafate y al día siguiente se iban a pescar. Si alquien que lea esto los conoce, pasele el link con las fotos del lago, por favor, y mi eterno agradecimiento por el tirón hasta la esquina de casa. Por supuesto, nos volvimos tomando mate.
Cuando llegué al pueblo me emprolijé un poco, me saqué el olor a zorrino de encima y nos fuimos al gimnasio a ver el Torneo de Hockey que estaba en su anteúltimo día. (Al día siguiente, ganarían Las Cachañas.)
Más info:
Trekking a Refugio Rio Diablo (Punta Norte del Lago del Desierto) 2011
Nota de Al borde con bastante historia (Jorge Gonzáleze)
Y Milthon sí llegó
Armando, Sandra y Gaby también... pero por el otro lado (Partes 1, 2, 3 y última)
La historia corta es que no encontré el refugio, jé.
La historia larga, pero más interesante, es que me pasé cuatro días de caminata a través del bosque en otoño, rojos, amarillos, rositas, verdes intensos. Y lagos y arroyitos, piedra y ríos y mallínes. A continuación, el desarrollo de esta versión larga, y más interesante, de la historieta.
Día 1: De punta a punta (Lago del Desierto)
Ya no corre el barquito que hace la navegación en el Lago del Desierto (otro signo de que terminó el verano), así que la cuestión era usar el sendero que va desde la punta sur del lago hasta el puesto de gendarmería que está permanente en la punta norte. El año pasado me había quedado con las ganas de ver el bosque inmenso del lago en otoño, así que era una buena oportunidad para conocer esta otra cara del paisaje. En Abril las lengas y ñires van virando el color del follaje del verde, al amarillo y al rojo intenso. Luego las hojas se caen y cubren el piso del bosque, una avanza bajo una luz especial...
Y la luz era bastante especial, porque salí un día de lluvía, después de un par de lluvias bastante intensas, pero con la esperanza de que el pronóstico le acertara y los días de caminata por el valle del río Diablo fueran los mejorcitos. Aparte, empezaba a trabajar el 1ro, así que tampoco podía estirarme demasiado.
La combi salía al mediodía desde El Chaltén y llegamos a la punta sur del lago a eso de las 13:40, así que empecé la caminata a paso rápido alrededor de las 14:00. A paso rápido es un decir, pero digamos que iba motivada por la idea de que no quería llegar demasiado de noche a la punta norte, y suponía que al menos 6 horitas me iba a llevar la pateada.
Mucha agüita y barro en el sendero, y todos los arroyitos que bajan de la ladera hacia el lago creciditos, así que tuve que pararme a vadear varias veces. O sea sacarse las botas, medias y gritar un par de eternos segundos hasta llegar al otro lado del arroyito en cuestión, recuperar la sensibilidad de los pieses y volver a calzarme. La caminata durante las secciones de bosque; el silencio más cerrado. Al acercarse a los arroyitos, era como una ráfaga de viento en los árboles que iba haciendose más fuerte cada vez. Y un giro en el sendero, una bajadita, y ahí aparecía el arroyo, tan campante.
Estaba todo bastante cubierto y todavía lloviznaba un poco, pero adentro del bosque no se sentía. Al rato de caminar encontré la cabañita abandonada (o una de ellas) que según escuché por ahí, era parte de un plan de prospección durante el gobierno de Perón en los '40 de tender una ruta entre Argentina y Chile. La otra vuelta que hice este sendero (habrá sido por el 2004/2005) me paré en todos lados a chusmear y sacar fotos, esta vez quería llegar lo más rápido posible.
Así que no paré demasiado a mirar el lago, o los glaciares bajando del Vespignani, o a sentarme un ratito al costado de algún río para tomar mate.
Igual, con apuro y todo, se me hizo de noche. A eso de las 18:30 ya estaba bastante oscurito, aunque todavía había algo de claridad. La punta norte seguía iluminada por bastante tiempo, pero anochecer tenía que anochecer, y finalmente sucedió. El sendero es bastante claro, saqué la frontal y seguí caminando. Hasta que perdí el sendero (las hermosas hojitas marrones cubrían todo, sendero incluído) y me metí en un mallín de morondanga, así que tuve que empezar a zigzaguear para encontrar el senderito de nuevo. No hay posibilidad de perderse, en realidad, así que iba tranqui. De un lado el lago, del otro el valle sube... la cuestión era tratar de llegar y no tener que pasar esa nochecita en el bosque, que estaba bastante mojadito.
Finalmente bajé del faldeo por el valle y empecé a caminar por la playa del lago... con la luz del puesto allá en la distancia. La playa no era muy amplia, supongo que el lago estaría un poco más crecido por la lluvía o algo así, porque me tuve que subir un par de veces a unos pedruzcos sobre la costa, con el lago tocando los antedichos pedruzcos. Si hubiera sido de día ningún problema, pero no veía nada y no me acordaba si estaba yendo bien o si iba a tener que desandar para retomar por arriba. Y las olitas y el viento... sucundún sucundún... Así que finalmente fué un alivio cuando encontré el cartel y la tranquera de los gendarmes. Lo que sí casi me mata del susto fué una liebre que apareció corriendo desde adelante y que quedó mirándome como una marmota, medio encandilada con la luz de mi frontal. Liebre ridícula.
Desde la puerta del puesto de Gendarmería, ya me tenían calada y me fueron guiando (o tratando de meterme de cabeza en una platea en construcción, no sé) con la luz de una linterna por adonde era más fácil caminar, mientras nos saludábamos de lejos. Y llegué y largué la frase en la que había estado pensando toda la última parte del trayecto (en algo hay que pensar cuando una está metida hasta las narices en un mallín y tratando de decidir si eso sobre lo que una está parada alguna vez calificó como sendero). Así que se las dije:
—Creo que la pizza llegó fría.
Se rieron un poco y me dejaron pasar para hablar con el Jefe y ver si me podía tirar en algún rinconcito a pasar la noche. Me dejaron quedarme en un quincho que tienen ahí, así que desensillé y empecé a preparar la cena (unos riquísimos fideos con saborizante carne, mucho queso, empanadita y chocolate de la Choco de postre ¡ñam!, por no mencionar unos sorbitos de whisky para calentar el alma un poco).
El sueño de la noche solamente fué interrumpido por un gatito que intentaba entrar, pero que se dió rápidamente por vencido. Little did she know...
Día 2: Hacia el Refugio Rio Diablo
El gran error fué mirar solamente un mapa. El de Aoneker, para más datos. Le había preguntado a algunos amigos y tenía idea de por donde ir. Nada demasiado complicado, excepto encontrar el lugar donde cruzar el río. Hay varias opciones para encontrar el refugio, yendo por la margen izquierda del río o por la margen derecha. Yendo por la margen derecha había que cruzar menos veces el río, así que iba a tratar de encontrarlo. Mi mapa mostraba un punto de cruce, supuestamente justo antes de un lugar con un morrito adelante... Pero me adelanto.
Empecé masomenos temprano a la mañana, con un rico desayuno y unos mates en la orilla del lago. La vista del cordón del Fitz estaba medio cubierta con esas nubes densas que hacen pensar que son parte de la montaña, sobre todo cuando les da el sol enrojecido del amanecer. La montaña es la nube, que a medida que amanece se va consolidando en piedra.
Los niveles del paisaje están marcados con el movimiento del Sol. Se lo ve recorrer las lomadas de los cerros descubriendo piedra, bosque y finalmente un lago.
A los dos termos de mate decidí que ya tenía suficiente, terminé de acomodar las cosas en la mochila y les dejé parte de la comida a los señores gendarmes, así no tenía que cargar tanto peso. Para alivianar tampoco había traído la carpa, solamente la bolsa de dormir y el saco de vivac.
La salida de Gendarmería va subiendo por un faldeo sobre el lago, recorriendo hacia el oeste la punta norte. Había bastante agua y barro, todo cubierto por una capita de hojas recién caídas que me hicieron meter la pata una que otra vez. Por suerte A. me había recomendado el método "bolsita de nylon" que no será lo top de la tecnología en campamento de montaña, pero hicieron que llegara a la noche con las patas secas.
En un poco menos de una hora se llega a un mirador desde el que se ve una pampita verde abajo, y el valle del río Diablo, que iba a estar recorriendo ése día. En la pampita está el casco viejo de la estancia de Sepúlveda. Enfilé para la casa y, después de saltiquear por un sector medio anegado, pasé el límite del cerco. Más allá de la casa un grupo de vacas me miraban con cara de sorprendidas.
Paré un poco a mirar adentro de la casa, totalmente destruída y se vé que las vacas lo usarían de establo a estas alturas. Pero todo alrededor, un césped verde hermoso. Lo marqué en mi mapita personal como lugar para mate a la vuelta. Como me había dicho Daniel, el Jefe de los gendarmes, había un cartel pasando la estancia. Y dos metros más allá, la inundación...
Un poquito por allá y otro poquito por acuya, saltando (no demasiado atléticamente) sobre troncos y árboles caídos, pude pasar al otro lado. Y ahí empezaba el mallín...
Así que me fuí más para la derecha, tratando de subir un poquito más para evitar el mallín contra el río y encontré el senderito que iba a través del bosque. Un bosque hermoso. Más viejo todavía que el bosque alrededor de la laguna Torre, con árboles bien espaciados y de troncos rugosos y rectos. Daba la idea de un cuadro de Klimt, pero viejo e inmenso. El suelo, cubierto de helechitos y hojas caídas.
De a ratos me encontraba con el río, de a ratos tenía que negociar un avance medio complicado entre ramas de árboles más jóvenes. Encontré el morrito que me había dicho F., lo pasé por la izquierda. Cada tanto había una marca en los árboles, o una pirca entre las piedras, así que me quedaba tranquila. Buscaba la cascadita que tenía que marcar la pasada al otro lado. A eso de las 16:20, digamos, encontré un lugar donde había un par de piedras pintadas de rojo frente al río y unas marcas rojas en los árboles. Parecía la pasada que había marcada en el mapa, pero de la cascadita ni novedades. Seguí dándole por la margen derecha, pero se empezó a complicar; primero todo un sector de unos árboles gigantescos caídos (pensé que eran los que habían dicho el gendarme sobre los que iba a tener que pasar), y después el senderito empezó a subir pegándose al rio con una pendiente fuerte. Y ahí ya no me convenció el tema porque sola, y con la mochila, si me llegaba a caer iba a ser un quilombete. Así que a la hora de esto decidí volver y encontrar un lugar lindo cerca del río donde pasar la noche.
Volví hasta las piedras rojas, pensando un poco más se me ocurrió que podría dejar la mochila ahí a la mañana y probar cruzando el río hacia el otro lado para ver si esa era la pasada del mapa realmente. Cerca de las piedras rojas, había un nivel intermedio que estaba lo suficientemente alejado del rio como para tener un poco de silencio (aparte en este lugar el río corria bastante tranquilo). Acomodé el aislante y la bolsa al lado de un tronquito caído para tener un poco de protección del viento, si llegaba a ponerse a soplar. El hueco que quedaba lo rellené con la mochila. Dejé los bastones cerquita... si se me acercaba un pumita a la noche lo iba a agarrar a bastonazos. Me puse a cocinar una cena tempranera mientras absorbía el paisaje de los alrededores. El sol le pegaba fuerte al cerrito de enfrente, en su camino de salida. Mirando el mapa, cada vez me convencía más de que este era el lugar donde había que cruzar. Pero ¿dónde estaba la famosa cascadita?
Enfrente se veía una subita fuerte, desde cerca del río hasta el fondo una pared de roca sobresalía cada tanto sobre los árboles. Quizás muy cerca del rio se pudiera caminar. O entrando un poco más al bosque encontraría el sendero que mostraba el mapa.
Me tiré a leer un rato, me había llevado las Cartas sobre la poesía de Mallarmé. Mallarmé me recuerda en sus cartas a Lady Schrapnell, o algo así. Tendría que leer algo de su poesía, porque sus cartas me suenan bastante artificiales. Después de la cena, le tocó el turno a otra dosis de chocolate, esta vez con pedacitos de naranja. Mh... rrrrico.
Desde la bolsa de dormir se veía el cielo estrellado y algunos segmentos de los picos de enfrente. Dos ramas gigantescas se enraizában hacia las estrellas. Mirándolas un rato, me pareció estar mirando un óceano de estrellas que flotaban a la deriva. Cuando me despertaba a la noche, se habían movido un poco más. O estaba nublado. O estaba despejado de nuevo, negro profundo delineado en el frío de la noche.
En realidad, no hacía frío. Digo el frío de allá afuera, el del otro lado de las ramas desnudas de los árboles. El aire era tan limpio que era blando.
Día 3: Search & Return
A la mañana me levanté temprano, todavía de noche (bueno, amanece tarde más bien) y me preparé para dejar todo listo y cruzar el río. Dejé la mochila atada a un árbol (eso no me salvó del posterior ataque de un par de felinus malditus a mis empanadas, pero me adelanto).
El cruce fué más fácil de lo que pensaba, el río estaba menos frío que los arroyitos que había cruzado en el sendero a la Punta Norte. Dejé las crocs colgadas del otro lado y, después de secarme las patas, me volví a calzar las botas para explorar un rato las inmediaciones. Primero seguí un sendero que se metía en el bosque, pero eso me llevó a empezar a subir hacia la pared que había visto desde el otro lado y cuando se puso medianamente complicado me bajé. Después empecé a seguir el río, que a esa altura se le unía un arroyito desde la izquierda (lo que cerraba con la descripción del libro de Alonso), lo seguí un rato hasta que el sendero también empezó a subir, pero menos cerca de un despeñadero, así que seguí camino hasta llegar a un manchón de arbolitos jóvenes que (no demasiado amablemente) me cedieron el paso y medio agarrada de unas matas de mutillas llegué a un punto alto desde donde podía ver el valle hacia adelante. Un (otro) lugar hermoso. Las laderas cubiertas de árboles de todos colores, con el sol que todavía no había asomado del todo... los sectores iluminados eran un estallido de rojos y amarillos.
Creo que por ahí estaba la cuestión; pero bueno, todavía me quedaba la vuelta desde la punta norte hasta el lago, y el regreso al Chaltén. Así que hasta ahí llegué y será para otra caminata el encontrar el refugio con sus vistas.
Desde ahí empecé a volver por el río hasta donde había dejado las crocs. La bajada del morrito éste estaba salpicada de bloques de piedra llenos de musgo, árboles caídos, chorritos de agua bajando por las paredes verdes y llegando en hilitos hasta el arroyo más abajo.
Por supuesto me pasé de largo y salí unos metros más allá. Había una bandada de ratuchitas veteadas (en cuanto tenga la guía a mano agrego el nombre específico) muy confianzudas que saltaban de rama en rama entre mis medias. Me calcé las crocs de nuevo y vadée de vuelta hacia mi mochila.
El regreso fué tranquilo, paré bastante a sacar fotos y a admirar el río y los cerros de los alrededores.
A la vuelta, tomé por un sendero que me llevaba más lejos del río. De a ratos el senderito desaparecía, esta es una zona bastante húmeda y supongo que debe regenerarse rápido la cobertura del bosque. Cuando llegué cerca de la estancia, rodée el mallín por la parte de atrás y entré por el costado, esquivando la inundación bastante.
En la estancia el solcito daba a pleno, me tiré al pasto al lado de una mata de calafate y calenté un poco de agua para los mates que me había prometido a la ida. Había muy poquito viento, así que comí algo y me quedé un rato explorando los alrededores. Encontré manchones de plantas de frutillas y rosales alrededor de la casa. También estaban las vacas y caballos, supongo que estos últimos de la tropilla de gendarmería. Me bajé una porción de salamín con algunas empanaditas... ¡ricas!
Ya en la recta final de la caminata del día, solamente quedaba pasar el morrito y llegar a Gendarmería a pasar la noche. El sendero estaba mucho menos embarrado y la vista al llegar al lago era todavía más espectacular. Todo el cordón del Fitz y del Torre, pero de la cara norte...
El julepe padre me lo dió un carpintero al que se le ocurrió salir volando cuando me vió en el sendero. Ya llegando a Gendarmería me recibió el arroyito del que sacan el agua, con la arboleda rojiza reflejándose en la superficie.
Me dejaron de nuevo pasar la noche en el quincho, así que me bajé un litro de jugo (creo que nunca como tan poco sano como cuando estoy de campamento), preparé unos mates y una sopa y me la fuí a comer al lago para ver el atardecer. Cual no sería mi sorpresa cuando al regresar... ¡me encontré con los gatos de gendarmería manducándose lo que quedaba de mi salamín! ¡No! ¡Malditos! Los corrí a los gritos pero eso no evitó que además del salamín dieran cuenta de mi empanada ¡la caprese! y de la última que me quedaba de queso y cebolla. Así no se puede, loco.
Una vez sellado todo el quincho a cal y canto, me fuí de nuevo a la orilla del lago a seguir (ad)mirando el atardecer, esta vez acompañada de una copita de whisky con chocolate derretido...
Día 4: de regreso al pueblo
Otro día de salida tempranera, quería llegar lo antes posible a la punta sur para encontrar algún alma caritativa que me llevara al pueblo. Saqué algunas fotos del amanecer, que estaba hermoso, claro. Otro día despejado y con linda temperatura. Esperaba que hubiera menos agua en el sendero después de dos días sin lluvias. Me despedí de la gente de la punta norte, que mantienen un destacamento permanente durante el invierno (extrañamente, me dijo Daniel, cuanto más fácil es llegar, menos dura la gente en el puesto... antes venían a caballo en dos días desde La Florida para traer las provisiones materiales y se quedaban 3 meses. Ahora, vienen en helicóptero y la gente está 30-40 días. La mayor parte son de Formosa, pero también hay algunos Correntinos y creo que algún Chaqueño).
A la vuelta le dí derecho hasta el mirador, el bosque sobre el lago es algo magnífico y siempre me sorprende. Tanta arboleda hermosa de lengas y ñires... Y los notros, y los guindos... Cuando era chica y escuchaba hablar del Lago del Desierto me imaginaba un páramo seco. El mundo se me dió vuelta la primera vez que subí la lomita de la punta sur y me quedé tarada mirando ese bosque infinito.
No tuve que descalzarme para vadear, mitad porque todo venía con poca agua y mitad porque le pegué a los senderos que van más cerca del lago, donde desembocan los arroyos y todo es más bajito. Me quedé un rato en una playita frente al hotel en medio del lago, el sonido de las olas llegando y retirándose era como el sonido de un tambor oceánico. Algo circular.
Poca fauna, un huet huet, algún carpitero pitío en solitario y los pajaritos bullangueros que nunca faltan. En algunos momentos me pareció oler zorrino, pero creo que era yo.
A eso de las 15:00 llegué a la punta sur y crucé la pasarela. Mi plan era calentar agua para el mate, elongar y conseguir alguien que me llevara de regreso. Cumplidos los dos primeros puntos pasó un pescador que me dijo que iba a hacer unos tiritos y que sí, ningún problema, pero justo cayó una pareja de médicos de Dolores (Alejandra -médica forense- y no-recuerdo-el-nombre-del-marido-médico-clínico) que estaban de vacaciones relámpago por el sur y se habían venido de Calafate por el día. Como querían hacer algo distinto, llegaron hasta la punta sur y agarraron el senderito al glaciar Huemul, volvían esa tarde a Calafate y al día siguiente se iban a pescar. Si alquien que lea esto los conoce, pasele el link con las fotos del lago, por favor, y mi eterno agradecimiento por el tirón hasta la esquina de casa. Por supuesto, nos volvimos tomando mate.
Cuando llegué al pueblo me emprolijé un poco, me saqué el olor a zorrino de encima y nos fuimos al gimnasio a ver el Torneo de Hockey que estaba en su anteúltimo día. (Al día siguiente, ganarían Las Cachañas.)
Más info:
Trekking a Refugio Rio Diablo (Punta Norte del Lago del Desierto) 2011
Nota de Al borde con bastante historia (Jorge Gonzáleze)
Y Milthon sí llegó
Armando, Sandra y Gaby también... pero por el otro lado (Partes 1, 2, 3 y última)
lunes, 2 de mayo de 2011
...para dejar correr el tiempo
Qué celebran las Whileawayanas
La luna llena.
El solsticio de invierno. (Tú no has vivido si no nos has visto correr por ahí, golpeando cacharros y gritando «¡Vuelve, Sol! ¡Maldita sea, vuelve! ¡Vuelve!»)
El solsticio de verano (bastante distinto).
El equinoccio otoñal.
El equinoccio primaveral.
El florecimiento de los árboles.
El florecimiento de los arbustos.
Plantar semillas.
La cópula feliz.
La cópula infeliz.
La añoranza.
Las bromas.
La caída de la hoja (donde es decidua).
La compra de zapatos nuevos.
El estreno de éstos.
Los nacimientos.
La contemplación de obras de arte.
Los matrimonios.
Los deportes.
Los divorcios.
Cualquier cosa.
Nada.
Las grandes ideas.
La muerte.
Debo haber leído "El hombre hembra" alrededor de los 18, seguramente comprado en alguna librería de Corrientes durante una incursión a Buenos Aires. Lo leí muchas veces, porque no lo entendía. Es un libro que mueve. Tengo tres amigos a los que este libro les gustó; la mayor parte de mis otros amigos que lo han leído ponen cara de dolor cuando hablamos de él. Creo que no tengo amigas cienciaficcioneras a las que este libro no les sea especialmente significativo.
Ahora tengo la mayor parte de mis libros en cajas, y no todos están cerca. Pero cuando tuve que elegir esos que necesitaba ver, necesitaba tener al alcance de la mano, por si acaso, en la lista estaba la edición de Ultramar de El Hombre Hembra, de doña Johanna Russ (que se nos fué el sábado pasado, mientras yo volvía de una visita a Whileaway). Y acá lo tengo cerquita, con su experimentación de forma y contenido. CF de la buena, de esa que te estropea el bocho para siempre.
Y una imagen que siempre recuerdo, no se porqué:
-¿Cómo se peinan las mujeres de Whileaway?
J: Se cortan el pelo con una concha de almeja.
Las chicas en Whileaway se dejan el pelo largo, para dejar pasar el tiempo.
lunes, 18 de abril de 2011
la montaña
Ya venía siendo hora de darle un lavado de cara al blog. Más cambios coming soon.
Y todo esto porque, de nuevo, un noruego fué y lo hizo:
Impresionante la secuencia sobre las nubes, allá por los :40 segundos creo, con las olas encrespadas y el sol tiñiéndolo todo. Me hizo pensar en Solaris.
Y no es la primera vez que Terje Sorgjend va y lo hace, no señora:
http://vimeo.com/terjes
Y todo esto porque, de nuevo, un noruego fué y lo hizo:
Impresionante la secuencia sobre las nubes, allá por los :40 segundos creo, con las olas encrespadas y el sol tiñiéndolo todo. Me hizo pensar en Solaris.
Y no es la primera vez que Terje Sorgjend va y lo hace, no señora:
http://vimeo.com/terjes
martes, 22 de marzo de 2011
apuntes de viaje
Hoy, ¡justamente hoy! (*) me llegó el aviso de que publicaron en la web de NGC 3660 (España) mi cuento "Apuntes de viaje".
Una sorpresa que, justamente hoy (*), se agrega a las demás alegrías del día.
Este cuento se empezó a escribir allá por el 2003/2004, me acuerdo que estaba sentada en el patio de la Biblioteca Gálvez. Era, creo, un fin de semana de actividades y charlas que estaba organizando Sergio Hartman (varios días de CF, una tarde de calor, un lugar precioso; ¡qué más se puede pedir!) y Roberto Plaza estaba unos asientos más adelante, hablando de un viaje y mencionó algo sobre un "cuaderno de viaje". Yo venía pensando en algunas cosas sobre coexistencia y diversidad y eso me disparó el título (y el formato): serían los apuntes del viaje de una artista a un planeta muy muy lejano, o no tanto.
Lo tallereamos en casa y en lo de Móni, y después lo seguí trabajando de tiempo en tiempo, hasta su forma actual.
Lo pueden leer, comentar, pasar a pdf, mandárselo por mail a alguien o etc etc en la página de NGC:
Apuntes de viaje, un cuento por esta chica
(*) ¡Feliz cumpleaños a mí! (¡y qué feliz coincidencia!)
Una sorpresa que, justamente hoy (*), se agrega a las demás alegrías del día.
Este cuento se empezó a escribir allá por el 2003/2004, me acuerdo que estaba sentada en el patio de la Biblioteca Gálvez. Era, creo, un fin de semana de actividades y charlas que estaba organizando Sergio Hartman (varios días de CF, una tarde de calor, un lugar precioso; ¡qué más se puede pedir!) y Roberto Plaza estaba unos asientos más adelante, hablando de un viaje y mencionó algo sobre un "cuaderno de viaje". Yo venía pensando en algunas cosas sobre coexistencia y diversidad y eso me disparó el título (y el formato): serían los apuntes del viaje de una artista a un planeta muy muy lejano, o no tanto.
Lo tallereamos en casa y en lo de Móni, y después lo seguí trabajando de tiempo en tiempo, hasta su forma actual.
Lo pueden leer, comentar, pasar a pdf, mandárselo por mail a alguien o etc etc en la página de NGC:
Apuntes de viaje, un cuento por esta chica
(*) ¡Feliz cumpleaños a mí! (¡y qué feliz coincidencia!)
viernes, 11 de febrero de 2011
música para aplaudir
Buscando algunas fotos de un desfile de modas (esperá, esto se pone más extraño todavía) del diseñador Riccardo Tisci (Givenchy) inspirado en Kazuo Ohno, llegué al blog de Opera Chic (I'm a young american woman living in Milan and you are not. I go to La Scala a lot and you don't), donde me encontré con esto:
"Slap Happy: Steve Reich Clapping Music X John Boorman's Point Blank"
Atenti gente taikera... horas de diversión tratando de sacar esto con los tambores.
Otras cosas interesantes de Steve Reich:
Clapping music por Steve Reich
Nagoya Marimbas
Fragmento de Música para 18 músicos
"Slap Happy: Steve Reich Clapping Music X John Boorman's Point Blank"
Atenti gente taikera... horas de diversión tratando de sacar esto con los tambores.
Otras cosas interesantes de Steve Reich:
Clapping music por Steve Reich
Nagoya Marimbas
Fragmento de Música para 18 músicos
martes, 18 de enero de 2011
among others
Hay (HAY!) que conseguir este libro, de Jo Walton: "Among others"
Via Cory Doctorow, que se mandó una hermosísima reseña.
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