lo escrito

lunes, 17 de agosto de 2009

aasu seereburation: día dos

La mañana empezó con despedidas, M. y F. se volvían a casa, así que me despedí de ellas. De M. costó. Buena gente. De ahí al templo a hacer temprano la cola para las iroetsu cards (hoy se sumaban E., otra australiana del hostel y dos amigos suyos que yo no conocía), y me encontré con K. de nuevo, que estaba haciendo la cola mientras su romántico marido preparaba el desayuno. K. me mostró una planta de la que se saca la parte gris que hay atrás de la hoja y, seca, se usa para hacer moksa (mogusa). Crece por todos lados y especialmente se las puede encontrar alrededor de los templos. La planta tiene otro nombre que ahora no recuerdo. El jugo de la hoja aplastada es antiséptico. Aproveché para ponerme un poco en la ampollita.
Del templo al workshop de esta mañana, que es el Círculo de voces con doña Fujimoto. Me encuentro con T., el canadiense de Otowa taiko y con F., otra australiana. Doña Fujimoto, una amabilidad y una gentileza a prueba de desastres vocales como el de esta chica. El workshop fue intenso, una parte de precalentamiento/relajación y ejercicios con la voz, y ver de donde sale y por donde sale. Difícil, pero interesante para seguir trabajándolo.
En la segunda parte cantamos unas canciones a varias voces y en canon, una canción de cuna japonesa, una de celebración ainu sobre la niebla elevándose hacia los dioses y otra de Ghana, que creo que les escuché a las chicas de De boca en boca ('tuei tuei, barima, tuei tuei'). Divertido.

Hoy era otro día tranquilo (jé), así que me fui para el gimnasio, donde estaban tocando varios grupos muy muy muy relax (casi me duermo una siestita). Iba a haber un grupo de taiko de Tokyo, Waraku Daiko, como parte de los fringe events y quería verlos. En el medio pasé por el hostel a buscar los implementos internetísticos, que hoy era el cumple de la Flaca y quería mandarle mensajito. Así que de nuevo a la oficina pública a conectarme un rato.

Me llegó mail de M. por lo del voluntariado, avisándome que fuera a hablar con el encargado del equipo de reciclaje para ver cuando podía ayudar. ¡A mi juego me llamaron! :) Así que me fuí para el mercado de pulgas y hablé con N.-san un ratín, y arreglé para volver al día siguiente a la tarde.

En el mercado me encontré con A., la yanqui/iraní, que estaba hablando con P., un peruano simpático que estaba atendiendo un puesto y que no sabía que había recitales... volado total, un personaje. Nos quedamos hablando un buen rato y después nos fuimos a mirar un poco por aquí y por allá, había un grupo de sacados dándole a los tambores y djembé en el escenario. Ahí me quedé hasta que se hizo la hora de rumbear para el templo a hacer la cola. M. y sus amigos ya estaban ahí y cerquita estaba F. con las chicas de Canadá que me deletrearon O-t-a-w-a. Luego de la bienvenida de J. en japonés y de otro de los voluntarios en inglés, subimos nuevamente la colina del shiroyama, esta vez con el grupo verde. Pero terminamos sentándonos una fila más atrás que el día anterior, así que todo bien. Hoy era solamente Kodõ, así que me preparé para lo que viniera.

Wow. Wow. Wow. Entraron desde atrás del escenario, cinco o seis, vestidos con unos trajes muy estilizados y coloridos, con un aire soldadesco. Los pasos parecían de marcha militar. Cada uno tenía dos varas altas revestidas de blanco atadas a la espalda, de más del doble de su altura. Me dio también una imagen muy de langosta lo de las varas, lo cual era un poco inquietante. Atrás venía más gente con okedos y otras cosas. Los del grupo de las varas se pusieron a marchar por el escenario y en un momento se pusieron en fila uno al lado del otro frente al público y se agacharon al unísono, bajando las varas cual cañones de combate. Atrás, en las plataformas que habían entrado desde los costados del escenario, los hirado grandotes empezaron a hacer un redoble que parecía de helicópteros Me asusté. El grupo del frente empezó a bailar y saltar por el escenario, y a batir las varas contra el piso marcando el ritmo. El polvo que se levantaba del escenario cuando las varas estallaban contra el piso agregaba algo a la iluminación de la escena. Y todo era bastante terrible, así que me encontré esperando que se terminara pronto. Igual, hermoso verlos bailando en el escenario con esos trajes, pero una danza demasiado terrible. Se me pararon los pelitos de la nuca.
El cierre llegó desde atrás, cuando los últimos tambores de guerra se habían callado, otra parte del grupo llegó desde el frente, desde atrás del público, y entraron tocando un tema muy alegre que alivió la tensión que había acumulado el tema anterior. Al ratín estaban todos con los trajes negros, okedos y chapas y flautas creo, tocando arriba del escenario. Algo simple y alegre. Se me ocurrió pensar que la alegría no sería tan espectacular como la guerra, pero era, bueno, alegre. Y necesaria. ¿Porqué sera que si no es algo 'serio' y dramático, no es importante? Vivimos en una sociedad donde lo único importante es la guerra por estos días.
Después, una versión de irodori con un grupo bailando eisaa con parankus, lindo! Un tema con las chicas, bailando alrededor de varios taikos con un grupo en el centro. Tanto el tema como los trajes, hermosos.
Uno de los amigos de M. se empezó a reír cuando entró el odaiko y don Fujimoto en fundoshi. A los cinco minutos no se estaba riendo más, claro, es impresionante ver ese tema y al resto del grupo alentando al que está tocando cuando parece que se está por desmayar.
Otro tema fue con onidaiko, así que apareció el presentador y cuatro onis en el escenario, bailando, impresionante. Y los trajes dorados y las máscaras, bellísimas también.
Cuando tocaron Zoku, ya no me podía quedar sentada, así que me fui al costado, al área de baile (hoy no había cámaras y, para nada sorprendente, hoy en el área de baile sí había gente bailando... ayer estaban todos parados mirando el escenario). A mover un poco las tabas. Igual, al rato se paró todo el mundo en todos lados, así que se armó el baile, o las palmas, o los saltitos, en todo el parque. Lindo.

Ah, tan lindo.
La bajada fue tranqui, muy lenta también, y durante todo el camino gente del staff diciendo gracias, tengan cuidado, gracias, gracias. Cuando llegamos abajo F. me dijo que se sentía una invitada especial con tantas atenciones. Caminando hacia el mercado, nos cruzamos con los de Blof, y el cantante nos dice arigatoo también :) Le respondo que muy bueno el recital del otro día. Rué ayer, me doy cuenta al rato, pero parece que fuera hace una semana. Lindo como pasa el tiempo en Sado.
En el mercado hoy va a haber onidaiko, por Kodõ. Así que aparecen los Onis y el presentador de nuevo (el personaje del presentador parece algo muy tradicional, la manera en la que habla, lo que dice, es bastante parecido a lo que decía el presentador en Õda hace unos días). También toma plata del público y en este caso hacen un juego de sombras bailando adentro de una carpa para los que le dan plata al presentador. Habrá que investigar sobre qué significa todo esto. Shogo Yoshii (el presentador) es un personaje también, se le nota.

Hoy me vuelvo sola y aprovecho para parar un rato en el camino y mirar las estrellas. Hay pocas luces públicas en la isla, y algunos tramos de la ruta directamente no tienen iluminación, así que el cielo estrellado es todo un espectáculo. Y bajemos el telón del día dos con una estrella fugaz que cruzó por ahí, ya que estamos.

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