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jueves, 10 de abril de 2008

zen y el arte de armar las valijas

O sea, desarmen-zen los bolsos, paquetes y paquetitos, desparramen-zen todo, reorganice-zen y armen-zen nuevamenten (repita este procedimiento hasta que entre todo... no! no! ¿qué hace esa latita de té verde ahí!!!? argh!!!) Bueno, creo que finalmente entró todo. Mañana emprendo el regreso, que esta vez me lleva un día en vez de dos... lamentablemente la cantidad de horas de vuelo siguen siendo las mismas. En fin.

Los últimos tres días fueron caóticos, medio por retrasos en el avión Okinawa-Tokyo (el tren llega a horario siempre, el avión no...), medio porque me mudé de ryokan un par de veces... en algún momento tuve mis cosas desparramadas en dos ryokan, un coin locker y arriba mío... me sentía un poco... ¿disgregada?

Entonces, ayer última recorrida por Tokyo, para tratar de conseguir esas jikatabi (Asakusa!) y ver como habían quedado los cerezos del Jardín Imperial post-hanami (se les han volado casi todos los pétalos). Ahora se empiezan a ver hojitas y adonde estaban las flores se ve una sombra marrón, parece que el tiempo volvió atrás al invierno en algunos de los árboles.

Entonces, me quedaba el día de hoy, y como ya no sabía qué más hacer en Tokyo (je!, si, justito), decidí tomarme un shinkansen para el norte. Después de revisar un poco los horarios del shinkansen estaba entre Nagano y Niigata y ganó Kodõ, digo Niigata. Suerte porque hoy en Tokyo se llovió todo (bah, en Niigata algo de lluvia hubo también). Entonces, me fuí a sacar unas fotitos a la costa del mar de Japón... no, Sado no se veía por ningún lado, snif... :)

Me impactaron varias cosas del viaje en tren. Venía mirando por la ventana del lado izquierdo y ya estaba bastante sorprendida de ver la diferencia entre los microclimas de cada parte. Solamente un poco más al norte y ahí estaban los cerezos de nuevo, nevando de pétalos los arboles. Después el tren empezó a pasar entre túneles y en un momento salimos a una ciudad que aparentemente era un centro de esquí... y había mucha nieve... sip, nieve. Supongo que estariamos en un lugar más alto, porque después ya dejó de haberla.

Más cerca de Niigata, me quedé mirando las lomitas y los cerros arbolados y diciendo, pucha, que montañas bajitas, esto me hace acordar al bolsón o algunas partecitas de Esquel... claro que no había mirado para el otro lado (las ventanas del este), que ahí estaban muy campantes unas montañas hermosas llenas de nieve y nubes.

Dejo para otro momento poner datos mas específicos y todo eso, ahora estoy haciendo la parabólica humana para enganchar un wi-fi prestado, y además me caigo de sueño.

Entonces ahora sí, ya, basta para mi. La excursión de mañana es al aeropuerto de Narita. Sayonara, che, y gracias por todo el pescado. Y la gente amabilísima, los paisajes hermosos, las cosas extrañas y todo lo demás.

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