Adquiridas en el Chuy, Brasil, en un campamento Scout, junto con un termo azul y fucsia (ya inexistente) y un acolchado celestito que todavía tengo (en casa), estas ojotas me han acompañado hasta acá.
Ayer murieron heroicamente en un arrozal de Oguni, Kumamoto, subiendo una pendiente para la que no estaban diseñadas.
Siempre hicieron un ruidito de arena cuando las giraba, pero hoy han callado para siempre.
¡Descansen en paz, ojotas viajeras!
2 comentarios:
Es que vos decís "casa" y no sabemos a qué te referís!!
Que te sigan llevando buenos vientos, viajera!! :D
(Y ahora contanos dónde adquiriste tus nuevas ojotas)
jijiji... en tailandia =:) Besotes y buenos vientos para ud también, doña, me encantaron las foticos del rokaku!
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