Hermoso es sorprenderse con un pequeño relámpago multicolor, entrando a la casa. Acercarse, intentando no asustarlo, y cubrirlo con las manos para llevarlo afuera. Mirarlo a los ojos mientras espera recuperarse y volar de nuevo al viento.
Hermoso es sostener entre las manos un milagroso colibrí, en la mañana del primer día del primer mes.